Emprendedores de Apurímac impulsan el aguacate Hass y se integran al auge exportador peruano

Emprendedores de Apurímac impulsan el aguacate Hass y se integran al auge exportador peruano

Pequeños agricultores del valle del río Pampas apuestan por el aguacate Hass aprovechando el crecimiento sostenido de las exportaciones peruanas de aguacate . Con mercados consolidados y condiciones agronómicas favorables, su incursión marca una nueva etapa de oportunidades para las comunidades rurales de Apurímac.

En los valles del río Pampas, en la provincia de Chinchero, región de Apurímac, un grupo de agricultores familiares decidió hace algunos años apostar por el cultivo de aguacate  —la variedad Hass del aguacate—, impulsados por las condiciones naturales de la zona y por la promesa de acceso a mercados de exportación. Uno de ellos, Alex, se refirió a la experiencia con entusiasmo: para él, “la zona es muy adecuada… una zona tropical que es excelente para el cultivo del aguacate”, y destacó además que existían “mercados que nos garantizan la comercialización del producto”. Gracias a ello, muchos de sus “hermanos agricultores” se unieron al cultivo, y ya comienzan a comercializar —incluso con exportaciones hacia China y, en algunos casos, hacia Chile.

La decisión de dedicarse al aguacate  no responde simplemente a una moda agrícola. En un contexto donde los pequeños agricultores de Perú buscan alternativas rentables y sostenibles, el aguacate  representa una alternativa atractiva: requiere menos hectáreas que muchos cultivos tradicionales, permite integrarse a cadenas de valor exportadoras, y ofrece la posibilidad concreta de mejorar ingresos.

El caso de estos productores de Apurímac refleja —a pequeña escala— una tendencia de gran escala: en los últimos años Perú se consolidó como un actor clave en el mercado mundial de aguacate Hass. Según cifras del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI), en la primera mitad de 2025 las exportaciones de aguacate  peruana alcanzaron más de 433 000 toneladas —un récord histórico que representa un aumento del 32 % respecto al mismo periodo del año anterior.

Este impulso se refleja también en datos globales de exportación: en 2024, el país exportó 571.470,8 toneladas de aguacate  hacía más de 67 países, consolidándose como el segundo mayor exportador mundial de aguacate  fresco. 

Adicionalmente, el 2025 mostró una expansión aún más vigorosa: solo en los primeros seis meses del año, las exportaciones superaron las 545.859 toneladas, generando ingresos por más de US$ 1.034 millones, lo que representó un incremento del 35 % en volumen y del 20 % en valor comparado con igual periodo del año anterior. 

Según registros del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA), la variedad Hass es la dominante: en 2024 representó alrededor del 93 % del total de aguacate  exportado por el país. Ese predominio legitima la apuesta de agricultores de regiones como Apurímac: su producción del aguacate  Hass los inserta en una cadena exportadora consolidada, con alta demanda global.

Un beneficio para comunidades rurales y nuevas oportunidades

Para los pequeños agricultores de Chinchero, ingresar al cultivo del aguacate  significa más que diversificar su producción: es la posibilidad de crear ingresos estables, acceder a cadenas de comercio internacional, y contribuir al desarrollo local. Al integrarse al mercado de exportación, pueden aprovechar las ventajas de un producto cada vez más demandado —tanto en mercados tradicionales como en nuevos destinos globales—.

Ese modelo tiene valoraciones positivas: al priorizar parcelas pequeñas, integrarse en cooperativas o asociaciones, y adoptar buenas prácticas agrícolas, los campesinos reducen riesgos, comparten conocimientos técnicos y aumentan sus posibilidades de éxito comercial. Según datos sectoriales, este esquema de producción “atomizado” ha sido clave para consolidar a Perú como exportador global de aguacate .

Además, para muchas familias rurales, el aguacate  representa una alternativa más rentable que los cultivos tradicionales, y abre caminos hacia una economía más integrada al comercio exterior, con acceso a mercados exigentes y mejor remunerados.

Visión hacia el futuro: desafíos y oportunidades

El testimonio de Alex —y el de otros productores de áreas como Apurímac— llega precisamente en momentos en que la industria de la aguacate  en Perú vive tensiones: a pesar del récord de volúmenes exportados en 2025, se ha reportado que la saturación del mercado global ha comenzado a presionar los precios. 

Esto podría alertar a pequeños productores sobre la necesidad de mantener estándares de calidad, buscar certificaciones, explorar mercados diferenciados o agregar valor (por ejemplo, mediante agroindustria o exportaciones de pulpa o procesados).

Sin embargo, la resiliencia del sector se basa justamente en su capacidad de adaptación: la expansión del aguacate  hacia nuevas regiones, la creciente incorporación de pequeños agricultores en zonas interandinas, y el apoyo técnico y sanitario de organismos públicos y privados son señales que invitan al optimismo. 

Para agricultores como Alex, el aguacate  no solo representa una fruta exportable: es una ventana hacia un futuro más próspero, que conecta el valle del río Pampas con mercados internacionales y, de paso, ofrece una oportunidad real de desarrollo para su comunidad.