Manejo sustentable del suelo y las nuevas prácticas y tecnologías incorporadas en Baika.
En el marco del VII Congreso Latinoamericano de la Palta, Baika presenta una visión agrícola centrada en la salud del suelo, el uso de tecnologías de precisión y prácticas regenerativas que buscan asegurar la productividad de sus huertos a largo plazo. Su trabajo se alinea con el lema del evento, “Cultivemos el futuro”, entendiendo que la sostenibilidad comienza desde el suelo.
Para Baika, “Cultivemos el futuro” no es solo el tema del congreso, sino una guía de trabajo. La frase resume el compromiso de la empresa con una agricultura capaz de equilibrar productividad y conservación. Así lo explica Magdalena Beyer Correa, Jefe de Producción Agrícola, quien sostiene que este enfoque orienta la adopción de prácticas que fortalecen la salud del suelo, optimizan el uso de recursos y garantizan la sustentabilidad de los huertos en el tiempo.
El punto de partida fue reconocer los desafíos que enfrentaban sus suelos: compactación, poca aireación y baja actividad biológica. En el cultivo de palta —altamente dependiente de la disponibilidad de oxígeno— estos problemas se traducían en estrés, menor rendimiento y mayor susceptibilidad a hongos como Phytophthora cinnamomi. “Cuando la disponibilidad de oxígeno disminuye, aparecen síntomas de estrés, menor productividad e incluso condiciones favorables para hongos de madera”, detalla Beyer. Por ello, Baika decidió apostar por un manejo sustentable que fortaleciera la estructura, aireación y biología del suelo, entendiendo que en esa base se sostiene la productividad futura.
Esa transición tomó forma a través de prácticas regenerativas que hoy marcan el sello de la compañía. La aplicación de compost, ácidos húmicos y mulch ha permitido incrementar la materia orgánica, mejorar la estructura del perfil y estimular la vida microbiana. Paralelamente, la siembra de coberturas vegetales en zonas con mayor compactación o acumulación de agua ha favorecido la aireación y la infiltración. Estas acciones se complementan con subsolados post plantación para aumentar la macroporosidad y con ajustes de riego orientados a evitar saturación y a promover condiciones adecuadas para el desarrollo radicular.
El uso de bioinsumos y microorganismos ha sido otra herramienta clave. Según Beyer, estas soluciones han contribuido a incrementar la actividad biológica del suelo, mejorar su estructura y estimular raíces más profundas y funcionales, especialmente en áreas históricamente afectadas por compactación. Los efectos ya se observan en el campo: plantas más equilibradas, con un sistema radicular activo, mayor eficiencia en la absorción de nutrientes y una canopia capaz de sostener con estabilidad la carga productiva.
Tecnología para decisiones más precisas y sustentables
La transformación en Baika no se entiende sin la incorporación de tecnologías de monitoreo y análisis de datos. La empresa utiliza sensores de humedad para ajustar el riego de manera sectorizada y precisa, evitando tanto el exceso de agua —que afecta la oxigenación del suelo— como el déficit. A ello se suman los vuelos con Ceres Imaging, que permiten identificar zonas con estrés hídrico y variabilidad interna, entregando una lectura anticipada de problemas que pueden afectar el desarrollo del cultivo.
La integración de estos datos ha permitido tomar decisiones más informadas y eficientes. “Toda esta información nos permite tomar decisiones más fundamentadas, mejorar la eficiencia de riego y mantener la salud del suelo mientras cuidamos la productividad”, señala Beyer. En un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos, esta gestión basada en información se vuelve un pilar de la sostenibilidad.
Los resultados no solo se expresan en la salud del suelo, sino también en la fisiología de la planta. La mayor aireación y la mejora estructural del perfil han permitido un desarrollo radicular más activo, lo que se traduce en plantas con mejor balance, mayor resiliencia fisiológica y una capacidad más eficiente para sostener la producción y absorber nutrientes.
Baika mira hacia adelante con la convicción de que la sustentabilidad requiere evolución permanente. La empresa continúa evaluando nuevas tecnologías emergentes para fortalecer su modelo agrícola, desde la optimización de bioinsumos hasta mejoras en la gestión hídrica y la ampliación de prácticas regenerativas como coberturas vegetales, mulch y enmiendas orgánicas.
“La sustentabilidad se construye día a día: cada temporada aprendemos, ajustamos y combinamos innovación con la experiencia en terreno”, afirma Beyer. Su visión confirma que el futuro del cultivo de palta no depende solo de nuevas herramientas, sino de comprender que el suelo es un recurso vivo que requiere cuidado y gestión inteligente. En esa convicción se sustenta la propuesta de Baika: cultivar el futuro desde las raíces, con ciencia, tecnología y respeto por el entorno.
En la zona rural de Salamina, Caldas, la prevención y el desarrollo humano se han convertido en pilares del trabajo diario. La unidad productiva de Baika Colombia avanza con paso firme en su plan preventivo de HSE (Health, Safety and Environment), una estrategia que busca no solo garantizar la seguridad y el bienestar de los colaboradores, sino también elevar el estándar profesional del trabajo agrícola.
Una de las acciones más significativas de este plan ha sido la realización de pruebas de colinesterasa a los trabajadores del campo. Este examen, aplicado de forma preventiva, permite monitorear la exposición a plaguicidas organofosforados y carbamatos, compuestos comúnmente usados en la agricultura.
El procedimiento funciona como una herramienta de biomonitoreo, ya que mide la actividad de la enzima colinesterasa en la sangre. Cuando esta se ve inhibida, puede ser señal de intoxicación o exposición prolongada a químicos. Por ello, su implementación representa un avance clave para la detección temprana de exposición, la prevención de intoxicaciones, la evaluación del control de riesgos y el cumplimiento de las normas de salud ocupacional.
“Con estas pruebas garantizamos que cada trabajador pueda desempeñar su labor en condiciones seguras, reduciendo al mínimo los riesgos asociados al uso de agroquímicos”, señalaron desde el área de HSE de Baika Colombia, destacando el impacto positivo de este tipo de controles en la cultura preventiva de la organización.
Pero el enfoque de Baika no se limita a la salud. En paralelo, la compañía ha impulsado la certificación de competencias laborales en manejo de herramientas del sector agro, en alianza con el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA). Esta institución pública, adscrita al Ministerio del Trabajo, tiene como misión reconocer las habilidades y destrezas que los colaboradores han adquirido a lo largo de su experiencia en el campo.
El proceso permite corroborar la competencia técnica de los trabajadores en sus funciones diarias, además de abrir nuevas oportunidades dentro y fuera de la empresa. Entre los beneficios destacan el reconocimiento oficial de competencias, la homologación de aprendizajes previos —particularmente valiosa para quienes aprendieron de forma empírica— y un mayor valor en el mercado laboral. El certificado, con una vigencia de tres años, se convierte así en una herramienta de crecimiento profesional.
“Este reconocimiento del SENA dignifica el trabajo del campo y motiva a nuestros colaboradores a seguir aprendiendo”, destacaron desde Baika Colombia.
El caso de la unidad productiva de Salamina refleja una visión integral del desarrollo agrícola: proteger la salud de quienes trabajan la tierra, mientras se impulsa su formación técnica y su futuro profesional. Con estas acciones, Baika Colombia reafirma su compromiso con un modelo de producción responsable, sostenible y centrado en las personas que hacen posible cada cosecha.