Ecuador juega sus cartas para convertirse en potencia del aguacate Hass
Gracias a sus valles andinos, clima privilegiado y una ventana de cosecha bien ubicada en el calendario mundial, Ecuador emerge como un competidor serio en el mercado global del aguacate Hass. El reto ahora es consolidar calidad, trazabilidad y volumen, articulando productores, gremios y Estado, con miras a transformar el “oro verde” en motor de desarrollo rural.
Los valles interandinos de Ecuador ofrecen un ecosistema excepcional para el cultivo del aguacate Hass. Así lo confirma el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), que identifica zonas entre 1.200 y 2.600 metros de altitud con suelos francos, buena disponibilidad hídrica y temperaturas moderadas como óptimas para este frutal. Estas condiciones, señala la entidad, favorecen la calidad del fruto y el rendimiento por planta.
Esa realidad coincide con la experiencia de Marcelo Reinoso, ingeniero agrónomo y pionero del Hass en el país: “Las condiciones agroclimáticas de la sierra ecuatoriana son ideales. El contraste térmico día-noche interviene decididamente en la concentración de aceites, en el sabor e incluso en el aroma de la fruta”.
Ese diferencial térmico —días templados y noches frías— es uno de los rasgos que, según él, explican por qué compradores internacionales “encuentran diferencias muy significativas” entre el Hass ecuatoriano y el de otros países.
A esta ventaja natural se suma un factor crítico para el mercado global: la ventana de cosecha.
Reinoso explica que en Ecuador “la fruta empieza a salir en noviembre y se extiende hasta marzo o abril”, lo que permite abastecer mercados antes de que Perú —uno de los gigantes regionales— inicie su temporada alta. Esta descalce de calendario representa una oportunidad comercial directa.
Una industria que avanza con calidad, trazabilidad y primeras exportaciones
Si bien el cultivo todavía no alcanza las dimensiones de países líderes, las cifras oficiales muestran un crecimiento sostenido. Según Agrocalidad, en 2024 Ecuador exportó 2.788 toneladas de aguacate Hass en 168 embarques hacia 12 destinos, incluidos nuevos mercados como Argentina. Para la entidad, este desempeño refleja “un fortalecimiento de la cadena exportadora”, especialmente en provincias como Imbabura, Pichincha y Carchi.
En superficie sembrada, Agrocalidad y reportes del Ministerio de Agricultura coinciden en que el país supera las 7.000 hectáreas de aguacate, aunque solo unas 3.000 corresponden a la variedad Hass. Reinoso confirma esta cifra desde la óptica del productor: “Debe existir plantadas en este momento cerca de tres mil hectáreas de aguacate Hass… pero el potencial es muchísimo mayor”.

Ese potencial se fundamenta en una estrategia clara: competir por calidad, no por volumen.
“El objetivo es generar una producción organizada, con trazabilidad y certificación”, insiste Reinoso. Los gremios que él integra —Corpo Aguacate y la Federación de Fruticultores del Norte— llevan una década impulsando estándares técnicos, viveros mejorados y manejo agronómico de precisión. El enfoque, dice, es evitar errores que comprometan el cultivo: “Queremos un crecimiento ordenado y técnico, para que el productor no se decepcione después de haber invertido”.
Este trabajo ha despertado interés internacional. Empresas como Westfalia y Agricom, con presencia global en el sector, han visitado el país para evaluar el potencial del Hass ecuatoriano. Para Reinoso, esta atención se explica por una combinación de clima, calidad y ubicación:
“Tenemos una ventana preferencial y una fruta con características únicas. Eso ha despertado el interés de muchísimas empresas”.
Mientras tanto, Ecuador sigue avanzando hacia uno de sus hitos más esperados: el acceso al mercado estadounidense. El sector aguarda la misión de USDA-APHIS que evaluará las fincas y plantas empacadoras para la aprobación final del protocolo de exportación. Según Reinoso, este paso sería fundamental: “Nuestros ojos están focalizados en Estados Unidos. Es nuestro mercado natural por distancia, logística y precio”.
Ecuador en el tablero global: oportunidad y desafío
Con altitud, clima y una ventana comercial que podría ser decisiva, Ecuador está bien posicionado para crecer en el mercado del aguacate Hass. Pero ese crecimiento exige resolver desafíos estructurales: financiamiento accesible, tecnificación rural, certificación de viveros y coordinación gremial. Reinoso lo resume con claridad:
“Si logramos un cultivo ordenado y certificado, Ecuador puede competir con los grandes productores. La oportunidad está ahí”.
La historia reciente del país en este sector apenas comienza, pero el fruto de sus valles andinos —con sabor, aceite y consistencia reconocidos— parece destinado a ganar espacio en mercados exigentes. La naturaleza ya hizo su parte; ahora, la industria ecuatoriana tiene el desafío de convertir esa ventaja en un sello de calidad para el mundo.