Salud, sabor y ciencia: así se consolida el aceite de aguacate en el mundo

Salud, sabor y ciencia: así se consolida el aceite de aguacate en el mundo

El aceite de aguacate se ha convertido en un producto cada vez más demandado en la cocina y en la industria cosmética. Su valor no se limita a las percepciones de los consumidores: también cuenta con el respaldo de organismos internacionales que han definido parámetros claros para garantizar su calidad. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a través del Codex Alimentarius, ha establecido estándares que permiten identificar sus características nutricionales y asegurar que los productos que llegan al mercado cumplan con criterios técnicos reconocidos a nivel mundial.

De acuerdo con la FAO, el aceite de aguacate debe obtenerse del mesocarpio, es decir, de la pulpa del fruto, especialmente en las categorías de “extra virgen” y “virgen”. Para garantizar su pureza, se exige que el proceso de extracción sea exclusivamente mecánico, sin uso de solventes químicos y a temperaturas inferiores a 50 grados Celsius.

Los análisis del Codex Alimentarius muestran que el aceite de aguacate contiene entre un 42 y un 75 por ciento de ácido oleico, un tipo de grasa monoinsaturada reconocida por favorecer la salud cardiovascular. Además, aporta entre un 11 y un 26 por ciento de ácido palmítico y entre un 7 y un 19 por ciento de ácido linoleico, ambos esenciales para el organismo.

A nivel físico-químico, la FAO establece que el aceite debe tener una densidad relativa de entre 0,910 y 0,920 a 20 grados Celsius y un índice de refracción de entre 1,458 y 1,470 a 40 grados Celsius. También fija un valor de yodo de entre 78 y 95, parámetros que permiten verificar su autenticidad y estabilidad.

Esteroles y vitamina E: aliados de la salud

El aceite de aguacate destaca también por su riqueza en esteroles vegetales. De acuerdo con la FAO, el beta-sitosterol representa entre el 79 y el 93 por ciento del total, mientras que el campesterol aporta entre un 4 y un 8 por ciento. Estos compuestos son conocidos por su capacidad de ayudar a reducir los niveles de colesterol en la sangre.

Otro componente clave son los tocoferoles, mejor conocidos como vitamina E. La FAO ha identificado que el aceite de aguacate contiene entre 50 y 450 miligramos por kilo, una cantidad significativa de un antioxidante que protege las células frente al daño oxidativo y contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunológico.

Gracias a esta composición, el aceite de aguacate se ha consolidado como un aliado para la salud. Su alta proporción de grasas monoinsaturadas ayuda a controlar los niveles de colesterol LDL, conocido como colesterol “malo”, mientras que favorece el aumento del colesterol HDL o “bueno”. Estudios científicos también sugieren que puede contribuir a la reducción de la presión arterial y favorecer la salud del corazón.

En la cocina, su punto de humo elevado —cercano a los 250 grados Celsius en su versión no refinada y hasta 270 grados en la refinada— lo convierte en un aceite muy estable para freír, saltear o asar sin perder sus propiedades. A esto se suma su sabor suave y versátil, que lo hace adecuado para aderezos, salsas o incluso repostería.

En la industria cosmética, el aceite de aguacate se utiliza como ingrediente en cremas, champús y mascarillas gracias a su capacidad para hidratar la piel y nutrir el cabello. Sus antioxidantes ayudan a combatir los signos del envejecimiento y favorecen la cicatrización, lo que explica su creciente presencia en productos dermatológicos y de cuidado personal.

Aunque el aceite de aguacate es relativamente reciente en los mercados internacionales, la definición de estándares oficiales por parte de la FAO y el Codex Alimentarius marca un paso importante para su consolidación. Estos lineamientos ofrecen confianza a consumidores y productores, al tiempo que refuerzan la imagen de un producto saludable, versátil y con gran potencial de crecimiento en los próximos años.