Ecuador apuesta por el aguacate: proyecta triplicar su producción y abrir el mercado estadounidense
Ecuador busca entrar al club de grandes exportadores de aguacate con entre 7.000 y 8.600 hectáreas cultivadas y exportaciones aún incipientes. Según Diana Freile, líder de Irubiterra y Santiago Pinto, director de Iteranza, el país apunta a triplicar su producción en cinco años, consolidar Europa y abrir EE. UU., apoyado en su ventaja agroclimática, logística y certificaciones.
Ecuador, reconocido mundialmente como líder agroexportador en banano y camarón, empieza a abrirse camino en una nueva industria: la del aguacate Hass. Aunque aún no alcanza los volúmenes de gigantes regionales como México, Perú o Colombia, el país andino está sentando las bases para convertirse en un jugador competitivo en los próximos años, apoyado en sus condiciones agroclimáticas, su infraestructura logística y una estrategia de apertura de mercados.
Según datos del Ministerio de Agricultura, compartidos por Diana Freile, líder de Irubiterra, en Ecuador existen alrededor de 7.000 hectáreas sembradas de aguacate. De esa superficie, las exportaciones son todavía incipientes y generan apenas unos 3 millones de dólares.
Sin embargo, los registros privados muestran un panorama más amplio. “Nosotros estamos con un total de hectareaje de 8.600 hectáreas entre aguacate Hass y Fuerte, de las cuales aproximadamente el 40% son Hass y el 60% Fuerte”, detalla Santiago Pinto, director de Iteranza. Esa superficie se traduce en una producción anual cercana a las 45.000 toneladas, aunque solo el 8% se destina a exportación; el resto se consume localmente.
La geografía también marca la diferencia. El 90% de la producción se concentra en la sierra norte, en provincias como Imbabura, Carchi y Pichincha, mientras que el 10% restante se desarrolla en la costa. En la región andina, conocida como Callejón Interandino, los cultivos se ubican entre los 1.800 y 2.500 metros de altura. Se trata de suelos volcánicos ricos en nutrientes, con un régimen de lluvias abundante pero no excesivo.
El aguacate Hass de Ecuador, en su gran mayoría, se cultiva precisamente en estas zonas de altura. Estas condiciones geográficas ofrecen suelos volcánicos ricos en nutrientes y un régimen de lluvias favorable. La pluviometría en estas zonas es abundante, pero no excesiva, lo que permite realizar aplicaciones de fertilizantes y productos fitosanitarios de manera eficiente, sin que las lluvias arrastren los insumos aplicados. Esto se traduce en menores problemas de plagas, mejor sanidad del cultivo, alta calidad del fruto y calibres superiores.
“Esto permite realizar aplicaciones de fertilizantes y fitosanitarios de manera eficiente, lo que se traduce en menor presión de plagas, mejor sanidad del cultivo, alta calidad del fruto y calibres superiores”, explica Freile.

El sector se enfrenta a un dilema entre crecer en superficie o apostar por una mayor productividad. Actualmente, los huertos rinden un promedio de 5,5 toneladas por hectárea, pero el potencial es mucho mayor. Pinto lo plantea con claridad: “Si enfocamos en el trabajo de productividad, tomando en cuenta que la brecha de mejora es grande, podríamos crecer entre 30 y 40% anual en las hectáreas actuales. Eso nos permitiría pasar de 45.000 a 150.000 toneladas en cinco años, incluso sin contar las nuevas siembras”. En el corto plazo, las metas son concretas: elevar el promedio a 7,1 toneladas en 2026 y, en un horizonte de cinco años, alcanzar entre 15 y 18 toneladas por hectárea.
A la par de la apuesta por productividad, también hay planes de expansión agrícola. Se proyecta la siembra de más de 2.000 hectáreas adicionales en los próximos dos años. Con ello se busca consolidar la relación comercial con Europa, el principal mercado de destino hasta ahora. Rusia también recibe parte de la fruta ecuatoriana, mientras que Asia aparece como un horizonte de mediano plazo. “En estos siguientes cinco años iremos migrando al mercado asiático, donde China, Corea del Sur y Japón pueden ser destinos clave, además de países del sudeste asiático y la India”, anticipa Pinto.
El hito más relevante de este año llegó en agosto de 2025, cuando representantes de APHIS, la agencia de sanidad agropecuaria de Estados Unidos, visitaron Ecuador para verificar el cumplimiento de los requisitos fitosanitarios exigidos para la exportación de aguacate. Se trata de una excelente noticia para el sector agroexportador, ya que se prevé que, hacia finales de 2025, se realice el primer envío de aguacate ecuatoriano al mayor consumidor mundial de esta fruta.
El sector espera que, hacia finales de este año, se concrete el primer envío a este mercado, considerado el más grande del mundo. Freile lo resume de forma contundente: “Desde el punto de vista geográfico, Estados Unidos representa un destino natural para nuestras exportaciones, considerando que el tiempo de tránsito hacia el puerto más cercano es de apenas cinco días”.
Más allá de los mercados, el país trabaja en una oferta de valor sustentada en tres pilares: calidad, certificaciones y trazabilidad. La ubicación en el Ecuador geográfico le otorga condiciones únicas de luz, temperatura y lluvias, que se reflejan en la calidad organoléptica del fruto.
A ello se suma el impulso en certificaciones de buenas prácticas agrícolas, sociales y de sostenibilidad ambiental, así como un sistema de trazabilidad confiable. “Queremos que la trazabilidad sea real, no manipulable”, enfatiza Pinto. Aunque la producción podría mantenerse activa todo el año, el sector busca consolidarse en ventanas estratégicas: el último trimestre y el primero del año, lo que le permite no coincidir con la temporada de Perú, su principal competidor regional.
En el ámbito logístico, Ecuador juega con ventaja. El país ya compite a nivel mundial con otros productos agrícolas y pesqueros, como banano, camarón, atún, flores, mango y brócoli. En consonancia con esta fortaleza, el país cuenta con dos puertos marítimos altamente especializados: el Puerto de Guayaquil y el Puerto de Posorja. Ambos mantienen excelentes rutas comerciales hacia mercados clave como Estados Unidos y Europa.
“El puerto de Guayaquil es el principal puerto de Sudamérica en negocios internacionales, y para nosotros no es tan complejo aprovechar esa experiencia”, afirma Pinto. A nivel de tiempos de tránsito, los envíos tardan menos de 10 días a la costa oeste de Estados Unidos, alrededor de 15 días a la costa este y plazos similares hacia Europa.
A pesar de su tamaño relativamente pequeño, Ecuador dispone de una de las infraestructuras viales más desarrolladas de América Latina. Esto permite tiempos de traslado cortos desde las zonas de producción hasta los puertos, asegurando que la fruta se mantenga en óptimas condiciones, sin deterioro ni demoras innecesarias durante el tránsito.
La combinación de condiciones agroclimáticas favorables, capacidad logística y apertura de nuevos mercados sitúa a Ecuador en una posición de despegue. Hoy, sus volúmenes y exportaciones son modestos, pero las proyecciones de productividad, las nuevas siembras y la inminente llegada a Estados Unidos marcan un antes y un después. Si el país logra consolidar estos pasos, en pocos años podría dejar de ser un actor marginal para integrarse al selecto club de grandes exportadores de aguacate.