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BAIKA FRUIT: Llevando el aguacate a nuevas fronteras productivas en Chile

BAIKA FRUIT: Llevando el aguacate a nuevas fronteras productivas en Chile

Desde los suelos volcánicos de Mesoamérica hasta las laderas costeras del sur de Chile, BAIKA FRUIT lidera una agricultura moderna que honra el origen del aguacate y se adapta con responsabilidad a los nuevos desafíos.

El aguacate, también conocido como palto, tiene su origen en los suelos andisoles de zonas montañosas de México, Guatemala y Centroamérica. Estos suelos, formados por cenizas volcánicas, se caracterizan por su alta macroporosidad (alrededor del 46%), excelente drenaje, gran cantidad de materia orgánica y un pH ácido (entre 5.0 y 6.0). Esta combinación es ideal para el desarrollo del aguacate, que requiere suelos bien aireados y con buena movilidad de agua, ya que carece de pelos radiculares y es extremadamente sensible a la falta de oxígeno, principal causa de asfixia radicular, debilitamiento y baja producción.

Actualmente, la mayoría de los proyectos de aguacate en el mundo están ubicados fuera de su zona de origen, lo que obliga a los productores a conocer y manejar las diferencias edafoclimáticas con precisión. Un agricultor puede tener dos campos, uno con suelos aireados y otro con suelos compactados, y esa diferencia puede traducirse en más del 50% de pérdida en rendimiento.

Por eso, no se trata de copiar recetas agrícolas, sino de adaptar el manejo técnico a cada realidad. En la evaluación de nuevos proyectos, es común considerar solo la disponibilidad de tierras, agua y clima, sin detenerse en las propiedades físicas del suelo. Sin embargo, hoy la fertilidad se define, en primer lugar, por esas características físicas, y en segundo plano por las químicas y biológicas.

Según el Comité de Palta de Chile, los primeros árboles de aguacate Hass fueron plantados en 1949, a los pies de la Cordillera de Los Andes. Con el paso del tiempo, el cultivo se expandió rápidamente por el territorio, consolidando a la variedad Hass como la principal del mercado global. Tradicionalmente, las principales zonas productoras han sido la V Región (valles de Quillota-La Cruz, La Ligua-Cabildo), seguida por la Región Metropolitana y la IV Región. En estas zonas, los suelos graníticos o basálticos, combinados con un buen manejo, han demostrado ser aptos para el cultivo.

BAIKA FRUIT: Liderando en terrenos emergentes

BAIKA FRUIT cuenta con campos consolidados en zonas tradicionales como Cabildo (V Región) e Illapel (IV Región), pero ha dado un paso decisivo hacia la innovación al desarrollar nuevos proyectos en zonas emergentes: Valle Leyda en Santo Domingo (V Región), y Alicura y Huertos de Ucuquer (HdU) en Litueche (VI Región).

Actualmente, solo el 15% del área de producción de BAIKA se encuentra en zonas tradicionales, mientras que el 85% ya se sitúa en territorios emergentes, con planes de seguir expandiéndose.

Sin embargo, estos nuevos territorios presentan retos significativos. En Santo Domingo predominan suelos graníticos metamórficos, y en Litueche suelos jóvenes que comienzan a formar horizontes y cuya textura varía desde franco arenoso hasta franco arcillo limoso en superficie, y desde franco con gravas hasta franco arcillosa en profundidad. Además, la pluviometría anual supera los 600 mm en Litueche y alcanza los 400 mm en años lluviosos en Santo Domingo, lo que obliga a implementar estrategias rigurosas de drenaje y manejo de agua.

A esto se suma el uso de agua del río Maipo para riego en Santo Domingo, con alta conductividad eléctrica y contenidos de sodio y cloruros superiores a los 7 mEq L⁻¹, muy por encima del umbral tolerable para algunos patrones de aguacate (2 mEq L⁻¹).

La “tormenta perfecta” en este contexto ocurre cuando se combinan suelos con limitaciones físicas, riego mal manejado y aguas de baja calidad. En estos escenarios, encontrar el equilibrio es complejo, sobre todo en suelos compactados o de textura fina, donde también puede agravarse el problema de salinidad y, en consecuencia, surgir problemas sanitarios en los árboles.

En respuesta a estos desafíos, BAIKA FRUIT se mantiene fiel a su filosofía “Back to Basics”, apostando por una agricultura que combina lo tradicional con lo moderno. Su enfoque comienza con un suelo vivo y fértil, priorizando sus propiedades físicas y equilibrando las químicas y biológicas mediante subsolados, enmiendas orgánicas, microorganismos benéficos, ácido húmico y fúlvico, mulch, y enmiendas químicas.

A ello se suma el uso de genética adaptada, como patrones clonales Dusa y pruebas con patrones antillanos, más tolerantes a suelos pesados y salinos. En Santo Domingo, cuentan incluso con una planta de ósmosis inversa para reducir la salinidad del agua de riego. Además, integran tecnologías como sensores, sondas y vuelos con drones equipados con cámaras termales y multiespectrales para un control preciso del cultivo.

Más allá de los desafíos, estas zonas emergentes ofrecen ventajas comparativas únicas. Los campos en Alicura y Huertos de Ucuquer, en la cordillera de la costa y a solo 20 km del mar, disfrutan de una protección natural contra las heladas, temperaturas extremas y una humedad relativa que nunca baja del 50%. Por su parte, Valle Leyda permite producir fruta tardía en otoño, accediendo a precios más altos en el mercado local.

Conectados al suelo, a las raíces y a la historia del cultivo, en BAIKA FRUIT entienden que la clave está en volver a lo esencial. Con un manejo técnico responsable y profundo conocimiento agronómico, están transformando el paisaje agrícola chileno y demostrando que el futuro del aguacate se puede construir lejos de su origen, siempre y cuando no se olviden sus necesidades más básicas.