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De São Paulo a Río Grande del Sur: las zonas clave del aguacate Hass brasileño

De São Paulo a Río Grande del Sur: las zonas clave del aguacate Hass brasileño

Brasil está consolidando su posición como nuevo actor en el mercado internacional del aguacate Hass. Aunque el país ha tenido históricamente una fuerte presencia en la producción de aguacate tropical, en los últimos años se ha producido un viraje hacia el Hass, impulsado por condiciones agroclimáticas favorables, inversiones sostenidas y una creciente demanda externa. En ese escenario, las zonas de producción se están redefiniendo, configurando un nuevo mapa agrícola que combina tradición, innovación y potencial exportador.

Actualmente, la producción de aguacate Hass en Brasil se distribuye en tres grandes zonas diferenciadas por clima, altitud y calendario de cosecha. Esta división territorial no solo determina la calidad y el calibre de la fruta, sino que también define las estrategias logísticas y comerciales de los productores.

La zona temprana se ubica en las regiones más cálidas del estado de São Paulo. En estas áreas, donde están los huertos más antiguos, la cosecha se extiende desde finales de enero hasta mayo. No obstante, el calor excesivo y las lluvias escasas durante la floración afectan negativamente la productividad y el tamaño de los frutos. 

Según Tiago Falanghe Carvalho, director comercial de Avocado Jaguacy Agroindustria Ltda., “la fruta más temprana sufre más con el calor, lo que repercute en calibres menores y una calidad más vulnerable”. Se estima que esta zona concentra unas 1.800 hectáreas sembradas.

En contraste, las zonas media y alta representan el eje del crecimiento actual y futuro del aguacate Hass en Brasil. Estas regiones incluyen el sur del estado de São Paulo, el norte de Paraná y las zonas altas de Minas Gerais y Espírito Santo, con altitudes que van de los 800 a los 1.500 metros sobre el nivel del mar. Allí, la temporada de cosecha va desde marzo hasta agosto. 

Estas áreas ofrecen condiciones ideales para el cultivo: temperaturas nocturnas frías, buena disponibilidad de agua y baja presión de plagas. Carvalho señala que “es ahí donde se ha observado el mayor crecimiento del cultivo de aguacate en Brasil”. Las estimaciones indican que el sur de São Paulo cuenta con 2.000 hectáreas, el norte de Paraná con 1.000, Minas Gerais con 3.500 y Espírito Santo con 500, lo que suma un total de 7.000 hectáreas en esta franja productiva.

Una tercera zona, menos desarrollada pero con alto potencial, se encuentra en el estado de Río Grande del Sur. Esta es la zona tardía, donde la cosecha se extiende de junio a noviembre. Actualmente cuenta con cerca de 200 hectáreas sembradas. Aunque las condiciones climáticas de esta región son más desafiantes —con lluvias frecuentes y riesgo de heladas—, la altitud y el calendario diferenciado ofrecen oportunidades estratégicas para extender la disponibilidad del producto en los mercados internacionales.

Además de estas tres zonas principales, se han iniciado experiencias piloto en el noreste del país, particularmente en regiones conocidas por su producción de mango. En esos casos, el desafío radica en la falta de amplitud térmica, necesaria para la floración del Hass, lo que hace incierto su desarrollo comercial a gran escala. Hasta ahora, solo se registran unas 40 hectáreas experimentales en esta zona.

Tiago Carvalho destaca que uno de los grandes activos del país es justamente esta diversidad agroclimática, que permite escalonar la cosecha a lo largo del año y ofrecer fruta durante más meses. De hecho, Jaguacy, una de las principales exportadoras del país, ha distribuido sus propias fincas en distintas regiones precisamente para garantizar una continuidad productiva. “En el oeste de São Paulo tenemos cosecha temprana entre febrero y mayo. En Minas Gerais, Paraná y el sur de São Paulo, la temporada se extiende hasta octubre. Y en Río Grande del Sur, hasta septiembre”, detalla.

El éxito de las zonas medias y tardías no se explica solo por el calendario extendido. En términos de calidad, estas regiones producen fruta de mayor calibre y mejor apariencia. Las condiciones de altitud y clima permiten obtener aguacates con mejor sanidad, sabor y resistencia al transporte. “Los importadores prefieren la fruta temprana de Brasil por su sabor, y la más tardía de Minas Gerais tiene una apariencia muy similar a la de Sudáfrica”, señala Carvalho.

A pesar del crecimiento sostenido de las zonas de producción, el mercado interno brasileño aún no absorbe un volumen significativo de aguacate Hass. La mayoría de los consumidores locales siguen prefiriendo la variedad tropical. Por eso, el desarrollo de estas zonas productivas está orientado casi exclusivamente a la exportación. El 80% del volumen producido —unas 25 mil toneladas sobre un total de 30 mil— se destina a mercados internacionales, especialmente Europa.

El desarrollo de estas zonas no solo responde a la demanda externa, sino también a una visión estratégica a mediano plazo. Se espera que Brasil incorpore alrededor de 1.000 hectáreas nuevas por año, especialmente en las zonas frías de altitud media. Según Carvalho, “hay muchas siembras chicas de 20, 30 y 50 hectáreas, que para otros países son grandes, pero en Brasil son todavía experimentales. Sin embargo, su impacto será muy grande en la industria en los próximos años”.

Uno de los desafíos para estas nuevas zonas es garantizar la certificación de los cultivos para cumplir con los requisitos de los mercados de destino, especialmente Europa. El riesgo de que productores no certificados ingresen al circuito comercial internacional preocupa a las principales exportadoras, que ven en la trazabilidad una condición imprescindible para no comprometer la reputación del origen brasileño.

Las zonas productivas de aguacate Hass en Brasil están en plena transformación. De un modelo centrado en pocas áreas cálidas y con producción limitada, el país ha pasado a un esquema diverso, donde las zonas medias y frías lideran la expansión con fruta de alta calidad y calendarios complementarios. Con planificación territorial, inversión en infraestructura y apertura de nuevos mercados, estas regiones están escribiendo el futuro del aguacate brasileño.