En la última década, el aguacate ha evolucionado de ser una fruta tropical exótica a convertirse en una materia prima estratégica para la agroindustria global. Su industrialización —especialmente en forma de pulpa congelada y derivados como el aceite virgen— está transformando los modelos de producción, comercialización y consumo en múltiples regiones del mundo.
Según datos de FAOSTAT (2020), la producción mundial de aguacate se duplicó entre 2011 y 2020, pasando de 4 a 8 millones de toneladas anuales. Este auge ha incentivado a países productores a invertir en procesos industriales que permitan aprovechar frutos que, por razones estéticas o logísticas, no califican para exportación en fresco.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) subraya que estos frutos descartados, pero aún de alta calidad, son utilizados para producir pulpa congelada, guacamole, IQF, aceite virgen y suplementos alimenticios. El proceso industrial incluye clasificación, lavado, deshuesado y extracción, seguido de tecnologías de conservación como la congelación o tratamiento en Altas Presiones (HPP), que preserva nutrientes, sabor y color sin necesidad de conservantes.
Comercialización adaptable según cultura y formato
Sebastián de la Cuadra, Director Comercial de Avocomex, destaca que la forma en que se comercializa la pulpa de aguacate depende fuertemente del mercado y la cultura alimentaria local. “La pulpa de aguacate hoy día viene siendo la base del guacamole, conocido en todas partes. Por ejemplo, en Chile se consume como pulpa para uso en sándwiches, principalmente para el pan, mientras que en otros países, la pulpa es el insumo para que cada persona prepare su propio guacamole”, explica.
Existen distintos formatos de comercialización. En el canal retail, el guacamole se ofrece en envases pequeños, listos para el consumo, ideales para el hogar. En contraste, en el canal horeca (hoteles, restaurantes y catering), la pulpa se comercializa en envases grandes, pensados para ser fraccionados o utilizados en preparaciones a mayor escala. “Empresas distribuidoras dosifican la pulpa en formatos más pequeños o la utilizan como base para otras recetas”, agrega de la Cuadra.
Además de la pulpa, existen otros derivados congelados como cubos, mitades o rebanadas de aguacate, que se emplean directamente en ensaladas, sushi y otros platos. A diferencia de la pulpa, estos formatos conservan la forma original del fruto y responden a una demanda de practicidad en cocinas profesionales y domésticas.
Diversidad cultural en el consumo
El aguacate procesado ha logrado insertarse en mercados globales gracias a su versatilidad. “Hoy día, todo lo que es aguacate congelado a nivel mundial es un producto que en cada país tiene diferentes tipos de consumo por cultura”, señala de la Cuadra. “Uno puede ingresar a un mercado que no conozca el aguacate a través del guacamole, por ser un producto internacionalmente conocido por su vínculo con la comida mexicana”.

El consumo de aguacate también varía según las tradiciones culinarias de cada país. En Asia, por ejemplo, es común utilizarlo como ingrediente base en batidos, mientras que en países árabes como Marruecos se prepara una bebida similar, a la que se le añade miel y frutos secos. En otras regiones, el fruto se integra a la gastronomía en forma de ensaladas, sopas, sándwiches o se consume como fruta fresca, además de ser una materia prima habitual en productos veganos.
“Cada país entrega diferentes tipos de uso que uno puede adaptar. Aunque se ofrezca un formato, muchas veces es el consumidor local quien define cómo integrarlo a su dieta”, indica de la Cuadra.
Potencial económico e industrial
El valor económico del aguacate procesado es cada vez más relevante. Según un estudio realizado por la Universidad Nacional de Colombia, el mercado global del aceite de aguacate superará los 1 100 millones de dólares en 2024, impulsado por un crecimiento anual superior al 6 %. América del Norte lidera esta demanda, con un crecimiento del 8,7 % proyectado entre 2017 y 2026.
México, principal productor mundial, ha comenzado a consolidar su infraestructura industrial. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), el 3 % de su producción se transforma en pulpa para exportación y el 1 % se destina a la elaboración de aceite. Estas cifras, aunque modestas, han generado una red de plantas procesadoras en estados como Michoacán, Jalisco y el Estado de México, con impactos positivos en empleo calificado y valor por tonelada procesada.
Aunque no existen cifras globales exactas sobre el consumo de aguacate procesado, Sebastián de la Cuadra estima que representa aproximadamente el 10 % del volumen comercializado en fresco. “Este dato está muy vinculado a la relación México-Estados Unidos, donde ese 10 % del volumen fresco exportado también tiene su equivalente en productos procesados”, aclara.
La FAO ha reiterado la necesidad de impulsar cadenas agroindustriales sostenibles, que incorporen eficiencia tecnológica, manejo poscosecha responsable y trazabilidad en todos los eslabones del sistema productivo. La industrialización del aguacate, que ya no se limita a la pulpa o al congelado, sino que incluye derivados como el aceite o incluso suplementos nutracéuticos, representa una vía concreta hacia la diversificación, la sostenibilidad y la agregación de valor.
En un contexto de creciente competencia global, la capacidad de adaptar el aguacate a distintos formatos, usos culturales y canales de distribución lo convierte en una herramienta clave para el desarrollo del sector agroalimentario y la innovación en mercados internacionales.