El aguacate vive una transformación silenciosa: su mercado global ya no depende solo del consumo fresco, sino de una nueva generación de subproductos con alto valor agregado. Entre avances en aceites, cosmética, alimentos funcionales e innovación industrial, organismos oficiales y expertos coinciden en que la expansión apenas comienza. La visión del especialista Sergio Pérez Borbujo revela hacia dónde se dirige la industria y por qué el potencial europeo será decisivo.
Aunque su popularidad crece a escala global, el consumo per cápita de aguacate sigue mostrando enormes disparidades entre regiones. En mercados consolidados como Estados Unidos, México y Chile, la ingesta anual supera los diez kilos por persona, mientras que en Europa apenas se sitúa entre dos y dos kilos y medio. Estas diferencias, contrastadas con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), muestran que los europeos consumen muchas más frutas tradicionales como el banano o la manzana —entre sesenta y setenta kilos anuales por persona— y todavía no han incorporado al aguacate en su dieta cotidiana.
Este margen de crecimiento ha impulsado a la industria a diversificar su oferta. La FAO subraya en sus informes de poscosecha que el aguacate posee características lipídicas y bioactivas ideales para su transformación industrial, así como un gran potencial para la valorización de residuos como cáscaras, semillas y pulpa residual, elementos que antes se desechaban. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) confirma esta tendencia al proyectar que México alcanzará los 2,75 millones de toneladas de producción en 2025, volumen suficiente para abastecer tanto el mercado fresco como la creciente demanda industrial.
En este escenario, la visión del especialista Sergio Pérez Borbujo, managing director de Avoil World, aporta un ángulo clave. Para él, la industria ha limitado su crecimiento al centrar sus esfuerzos en productos como el guacamole, concebido como algo festivo y ocasional. Pérez Borbujo sostiene que el verdadero potencial está en desarrollar untables de uso diario: pastas de aguacate tipo queso crema, cremas dulces elaboradas con aceite de aguacate y spreads versátiles que puedan incorporarse en desayunos, meriendas o snacks. Su planteamiento apunta a una industria que debe crear hábitos, no solo respuestas a momentos de consumo.
El aceite de aguacate como protagonista de una nueva industria
El aceite de aguacate se ha convertido en el subproducto con mayor dinamismo. Las instituciones oficiales coinciden en señalar que su perfil nutricional, rico en grasas monoinsaturadas, lo hace comparable al aceite de oliva, mientras que su estabilidad térmica lo diferencia de otros aceites vegetales. Estudios técnicos respaldados por la FAO indican que el punto de humo del aceite de aguacate refinado es excepcionalmente alto, lo que facilita su uso en cocinas profesionales. Sergio Pérez Borbujo lo explica de manera práctica: un restaurante puede reutilizarlo hasta treinta veces sin que se degraden sus características, lo que lo convierte en un aceite saludable, estable y no tóxico.
La industria distingue dos categorías principales: el aceite virgen extra, obtenido por métodos mecánicos sin refinar, y el aceite refinado. Aunque el primero conserva mayor cantidad de compuestos bioactivos, Pérez Borbujo considera que en términos funcionales el refinado es el verdadero motor del mercado. Su sabor y color neutro lo vuelven versátil para la cocina y para la elaboración de productos procesados. Sin embargo, su producción enfrenta un desafío estructural: se necesitan entre quince y dieciséis kilos de fruta para obtener un solo litro de aceite, un rendimiento que explica su valor económico y la tendencia a utilizar fruta de descarte, que de otro modo quedaría fuera del circuito comercial.
En lo económico, el valor del mercado del aceite de aguacate supera ya los mil ochocientos millones de dólares según distintos informes de la industria internacional —datos provenientes de consultoras de análisis de mercado, no de organismos oficiales—. Estas mismas fuentes anticipan un crecimiento sostenido en los próximos años, impulsado por la expansión agrícola en países productores y por la diversificación hacia cosmética, cuidado personal y alimentos funcionales. Aunque las aplicaciones cosméticas representan alrededor del cinco por ciento del mercado, según estimaciones de especialistas del sector, este segmento crece con rapidez, especialmente en Europa y Asia, donde la demanda por ingredientes naturales es cada vez más fuerte.
El interés científico también se expande hacia los componentes bioactivos presentes en residuos del aguacate. Centros de investigación en alimentos funcionales han documentado el potencial de la piel y la semilla como fuentes de antioxidantes, extractos antiinflamatorios y compuestos valiosos para la industria nutracéutica. Aunque estos estudios no constituyen aún una base industrial consolidada, sí delinean un escenario en el que la economía circular del aguacate podría convertirse en la norma.
Los desafíos, sin embargo, siguen siendo significativos. La FAO y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) han señalado la necesidad de mejorar la trazabilidad y los parámetros de calidad, especialmente para aceites de exportación. Las exigencias sanitarias para cosméticos y alimentos funcionales, junto con la falta de armonización internacional, obligan a los productores a cumplir normas diversas y costosas según el mercado de destino. Pero pese a estas barreras, la industria avanza con solidez hacia un modelo más sofisticado y rentable.
El aguacate vive, hoy, un punto de inflexión. De ser una fruta asociada principalmente al consumo fresco, se ha convertido en una plataforma para la innovación industrial. Los aceites, los untables cotidianos, los ingredientes cosméticos y los alimentos funcionales muestran que su potencial va mucho más allá de la pulpa verde. Como resume Sergio Pérez Borbujo, los subproductos del aguacate no son una moda, sino el comienzo de una nueva etapa: “El aceite de aguacate y los nuevos derivados vienen para quedarse. La industria recién está empezando”.