Así lo señala el ingeniero y asesor mexicano Ramón Paz Vega, quien conversó con Avobook sobre la industria de su país y por qué es viable apostar por seguir creciendo en su mercado vecino
Ramón Paz Vega no llegó al mundo del aguacate. Nació dentro de él. Es tercera generación de productores, que se inició con su abuelo y continuó con su padre, Ramón Paz Aguilar, quien estuvo cerca de 40 años al frente de los huertos, en una zona donde la producción de aguacates comenzó en los años 60.
“Casi nací abajo de un árbol de aguacate. Soy tercera generación de productores de aguacate. Mi padre fue productor, mi abuelo ya lo era, aunque no en los sistemas de agricultura que tenemos ahora, más intensivos y tecnificados. Mi padre es el que desarrolló los huertos. Por eso bromeo con que tengo la sangre verde. Yo lo acompañaba siempre a las huertas y me gustó mucho el campo. Por eso estudié Agronomía y Agronegocios y siempre he estado trabajando en la industria”; cuenta Ramón Paz
Actualmente es parte del directorio de Agrícola PAVE, empresa familiar que está dirigida por Sergio Paz e integrada por los seis hermanos Paz Vega. La compañía tiene cultivos en Michoacán y Jalisco, las dos principales zonas productoras de aguacate de México.
En ese espacio, Ramón preside el Comité Técnico y el de Productividad, acumulando tantos conocimientos que hoy es reconocido como uno de los profesionales que más sabe sobre la industria del aguacate de ese país.
Conversó con Avobook, para describir el estado actual de la producción y la exportación de la fruta mexicana, explicando por qué su país ha concentrado las energías casi exclusivamente en abastecer a Estados Unidos, donde hoy es el principal proveedor, con más del 80% de participación de mercado.

“México tiene posibilidades de enviar a muchísimos países, pero cada vez más nos concentramos en los mercados de Norteamérica, concretamente Estados Unidos. Canadá también es un mercado que crece para nosotros, pero mucho más pequeño. Estamos dejando de participar en otros mercados donde estábamos tradicionalmente”, parte comentando.
- ¿Cuánto porcentaje de la producción mexicana se está exportando?
“Entre el 48 y el 50% se exporta. Y el resto se queda en el mercado doméstico. De la producción de Michoacán, que es el gran estado productor en México, casi el 80% se va a la exportación, casi todo a Estados Unidos”.
- ¿Qué parte de la producción se está destinando a Estados Unidos y cuánto se va a otros mercados?
“El 85% se queda en Estados Unidos y, del resto, se va aproximadamente un 7% u 8% a Canadá y entre 4% y 5% a Japón y casi nada más se envía a otros mercados. A Europa, se ve la oportundad cuando hay algunas ventanas”.
- ¿A qué ritmo ha seguido creciendo la producción de aguacate en México?
“En 2022, según datos la FAO, se produjeron 2 millones y medio de toneladas. Los datos de la Secretaría de Agricultura de México dicen que, en 2023, produjimos poco más de 2 millones 900 mil toneladas. Es decir, México sigue creciendo, aproximadamente al 3,5% anual. Es un porcentaje pequeño, pero de un número muy grande”.
- ¿Se crece en las mismas zonas productivas tradicionales o hay algunas otras que han ido apareciendo para el cultivo?
“En las mismas zonas productivas tradicionales. En los datos exactos de la Secretaría de Agricultura, México produjo 2.973.000 toneladas, el 2023. De ese volumen, 2.253.000 fueron de Michoacán. Es decir, crece alrededor del 2,5% anual. El segundo estado productor es Jalisco, con 323 mil toneladas y crece alrededor de 4% anual. Después hay otros, como el Estado de México, que es una ubicación que rodea a la Ciudad de México. Ahí se producen 132 mil toneladas y crece 1,5% anual. Más o menos con el mismo nivel de crecimiento está el estado de Nayarit, que se ubica al norte de Jalisco, con 76 mil toneladas. El resto del país produce pues otras 200 mil toneladas”.
- ¿Cómo es la estrategia a largo plazo para hacerse cargo de este crecimiento. Seguirá pensando casi exclusivamente en Estados Unidos?
“La tendencia de México ha sido concentrarse más y más en Estados Unidos. De hecho, nuestra tasa de crecimiento en otros mercados como Japón, Europa, China, es negativa. Ahí estamos decreciendo en términos absolutos, no solo en términos de market share. Sucede que el mercado de Estados Unidos sigue creciendo a muy buen ritmo. No crece más porque a veces no hay más disponibilidad de fruta. Tengo la hipótesis de que, en el caso de Estados Unidos y quizás de otros mercados similares a estos mercados agrícolas, no es el libre juego de oferta y demanda lo que determina los volúmenes que se venden, sino la oferta es la que determina la cantidad demandada. Si México no tiene más fruta para enviar, no se va a consumir más en Estados Unidos”
- ¿O sea, la apuesta de México seguirá siendo Norteamérica por largo tiempo?
“Yo creo que el mercado de Estados Unidos tiene potencial de seguir creciendo en la medida en que haya fruta disponible con calidad y con precios razonables. Es el único en el mundo que tiene mecanismos muy específicos de promoción, tiene instituciones que favorecen la promoción, la investigación, el desarrollo de los mercados. No hay ningún otro mercado en el mundo que tenga eso y yo creo que México le apuesta a eso. Le apuesta a que lo poco que vamos creciendo en exportación, será posible colocarlo en el mercado de Estados Unidos, en el de Canadá y que no será necesario ir a otros mercados”.
- ¿Cuál es la razón para no retomar otros mercados?
“Tenemos muchas otras ventajas por exportar a Estados Unidos. Nuestra fruta llega en 24 horas a la frontera y, en 3 días, está en Nueva York. Entonces el riesgo de deterioro del producto es mínimo, comparado con los viajes marinos de 2 a 4 semanas, donde el riesgo de deterioro del producto es mucho más alto, como lo que le sucede a Perú u otros países que tienen que exportar por barco. Pasa igual con el riesgo comercial de que cambien las condiciones, los precios en el mercado, pues para nosotros es mínimo. Si hoy sabemos que se bajó el precio, hoy mismo suspendemos las cosechas. Si empieza a mejorar, hoy empezamos a cosechar más, para cargar mañana. Es verdad que en el verano del hemisferio norte, entre fines de mayo y julio, disminuye nuestra producción. Pero eso se va a ir corrigiendo con la producción de Jalisco, que es más temprana”.
- ¿Estar más cerca tiene un correlato en que sea más ventajoso en el flujo de caja?
“Para el exportador en términos de riesgos de crédito y de flujo de caja es mucho más favorable exportar a Estados Unidos. Podemos exportar esta semana y quizá cobrar en una o dos semanas, según se negocie con el importador. Mientras que exportar a Europa o Japón, simplemente el viaje toma de dos a tres semanas y el retorno ese genera en cinco, seis o siete semanas. Por eso vamos a ser más tenaces en defender nuestra participación allí”.

- ¿Cree que este crecimiento de la producción mexicana afectará de alguna manera a los otros orígenes que están comercializando en Estados Unidos, obligándolos a desarrollar otros mercados?
“Si bien es cierto que México lleva la voz cantante, hay espacio para otros proveedores. Hasta este momento, no hemos tenido que estar ‘peleando’ por arrebatarnos participación de mercado. Perú, que es el otro gran productor y que llega sobre todo en el verano del hemisferio norte, ha estado aumentando su participación en Estados Unidos. El otro que está creciendo es Colombia, que también va a poder surtir todo el año, como lo hace México. Todavía es una industria muy pequeña, igual que sus volúmenes. Su calidad está mejorando”.
- ¿Y qué ha visto en el comportamiento de Perú y Colombia?
“Estoy siguiendo un poco las estadísticas de estos países exportadores y veo que Perú hace un esfuerzo por diversificarse. Se ha concentrado mucho tiempo tradicionalmente en Europa, pero los grandes volúmenes que ha alcanzado Perú hace que de alguna manera saturen el mercado europeo en algunos momentos, en los meses de mayo, junio, a veces desde abril y que los precios sufran, que se derrumben. Entonces los peruanos han estado, de manera muy inteligente, buscando diversificar sus exportaciones. Además de Norteamérica, están creciendo notablemente en Asia. Hoy domina el mercado de China, con el setenta y tantos por ciento. Han estado creciendo en Japón, han experimentado con embarques a la India, incluso a Argentina, a Chile, que ya es el segundo o el tercer país comprador de aguacates peruanos. En el caso de Colombia, aunque su principal mercado internacional sigue siendo Europa, tiene deliberadamente una estrategia de crecer en Estados Unidos, y poco a poco lo van consiguiendo”.
- ¿Entonces, más que dejar de pensar en Estados Unidos, esos orígenes tendrán que seguir ajustando sus volúmenes, en atención a lo que haga México?
“La presencia dominante de México en Estados Unidos, puede condicionar un poco qué tanto puedan vender otros países allí, pero insisto en que creo que hay espacio. Por otro lado, Estados Unidos no es un mercado tan abierto como Europa, en donde cualquiera puede ir. Hay procedimientos, sobre todo fitosanitarios. El acceso está relativamente restringido. Hoy día tienen acceso algunos países: España, que nunca ha cargado nada; Nueva Zelanda, que carga muy poquito; República Dominicana, que tiene una producción pequeña. En Europa, pues cualquiera carga”.

- ¿Cómo caracterizaría el crecimiento del consumo en Estados Unidos?
“El consumo en Estados Unidos ha crecido en todo el país. Están llegando casi a los 4 kilos per cápita, que es un número ya muy importante. Pero sigue siendo un consumo muy heterogéneo geográficamente hablando. California es el gran consumidor. Consume lo mismo que México o más en términos per cápita. Y hay otros estados que tienen un consumo aún muy bajo, pero hay un gran potencial”.
- ¿Es posible diversificar las variedades de aguacate que pudieran exportarse a Estados Unidos?
“Esa es una muy buena pregunta también. El programa que rige las exportaciones entre México y Estados Unidos es un acuerdo bilateral con bases fitosanitarias, con un enfoque de sistemas, que se estableció desde el 1997. Pero todo ese programa fitosanitario está basado solamente en la variedad Hass y solamente permite esa exportación. Entonces, nosotros exportamos la subvariedad, que acá le llamamos Méndez, que en otros lugares le llaman Carmen. Porque es una subvariedad del Hass, que florece más temprano. Hoy, sobre todo en el negocio del aguacate, están surgiendo nuevas variedades que son del tipo Hass, pero no precisamente Hass. Entonces, comercialmente se podría enviar, pero fitosanitariamente está por verse si el Departamento de Agricultura de Estados Unidos los acepta como tales o si necesita conducir algunos análisis de riesgos suplementarios. Sé, por ejemplo, que la industria de Perú está solicitando al gobierno de Estados Unidos que les amplíe el programa para otras variedades. México no ha hecho ninguna solicitud al respecto, de manera que los posibles beneficios que tengamos con estas nuevas variedades, por lo pronto, en el corto plazo, nosotros no las vamos a poder aprovechar”.
- La hipótesis que nos compartía era que para México va a seguir siendo mejor mantenerse aferrado a Estados Unidos. Pero, ante la eventualidad de que eso deje de serlo en algún momento, ¿cómo están preparados en materia de postcosecha y el trabajo agronómico para que la fruta pueda resistir viajes distantes?
“La eventualidad de que no vayamos al mercado de Estados Unidos es un riesgo, pero nosotros tendríamos que buscar diversificación en el consumo dentro de México, más que de otras exportaciones. O mercados cercanos, como Centroamérica. Para regresar a Europa o a Asia, hay que trabajar nuestros campos. Pero hay que hacer una diferencia entre Michoacán, que es el gran estado productor, y Jalisco. La producción en Jalisco es más reciente, es más tecnificada, prácticamente toda está con sistemas de riego. Yo diría que está preparada, en la parte de campo, para hacer un buen trabajo de exportación a mercados distantes, en términos de post cosecha. Las prácticas de post cosecha que seguíamos en términos de rutinas de refrigeración y todo esto, se han ido olvidando. Están escritas en algún lado y tal, pero se han dejado de practicar. Yo creo que Jalisco está mejor preparado que Michoacán. En Michoacán, en dos terceras partes, el 65% de los huertos no tienen riego y dependen del agua de lluvia. Eso condiciona las épocas en que se puede fertilizar. Entonces, normalmente la fruta de Michoacán, por ejemplo, tiene niveles de nitrógeno un poco más altos que la hacen un poco más susceptible a ciertos desórdenes fisiológicos de postcosecha”.
- Además, la deja a merced de la meteorología, como lo vivido en Chile, con la sequía.
“Así es, especialmente con el famoso cambio climático que ya estamos viendo y sintiendo de manera muy palpable. Hasta ahora en nuestra región, en promedio, no han disminuido las lluvias, aunque hemos tenido dos años consecutivos con primaveras muy secas y cálidas. Lo que hemos notado más en términos del cambio climático es que han aumentado lo que podríamos llamar eventos catastróficos: el granizo o pedrisco, las tormentas con viento. Pero el registro de lluvias por año, en los años recientes, sigue siendo más o menos el mismo”.