Baika Fruits apuesta por avances genéticos y tecnológicos para impulsar la producción de aguacate en Colombia
Colombia avanza con paso firme en el desarrollo de su industria de aguacate Hass, un cultivo que se ha convertido en una de las grandes apuestas agrícolas del país. Sin embargo, detrás del crecimiento de las exportaciones y la apertura de nuevos mercados, hay un trabajo silencioso y profundo de innovación genética y desarrollo tecnológico que busca hacer más productivos, sostenibles y competitivos los cultivos. En este proceso, empresas como Baika Fruits están liderando importantes transformaciones.
El punto de partida de muchos de los problemas que enfrenta el sector está en los viveros. La falta de procesos de selección masal rigurosos ha provocado que, durante años, se hayan propagado plantas de baja productividad. Como explica Hernán Alday, Gerente Agrícola de Baika Colombia, “la propagación de plantas sin un debido proceso de selección masal ha contribuido a tener huertos de baja productividad, ya que las yemas se obtienen de árboles que no necesariamente son los de mayor productividad ni están en las mejores condiciones sanitarias”.
Este escenario ha derivado en huertos heterogéneos, donde la variabilidad genética se traduce en rendimientos desiguales y una mayor susceptibilidad a enfermedades y plagas. Frente a este panorama, la ciencia ha comenzado a ofrecer respuestas decisivas.
En 2019, la publicación de la secuenciación genética del aguacate Hass —un hito realizado y publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences— abrió una nueva etapa para el mejoramiento del cultivo. “Permite estudiar la función de genes específicos para mejorar sus propiedades como resistencia a enfermedades y plagas, mejorar producción y frutos con mayor vida de anaquel”, señala Alday.
Estos avances también han dado lugar al desarrollo de nuevas variedades. Entre ellas destaca la variedad Luna, recientemente presentada por la Universidad de California en Riverside (UCR). “Tiene características similares a la variedad Hass; es rugosa, madura de color negro, son árboles más pequeños y su fruta, según sus desarrolladores, tendría una calidad de poscosecha similar a Hass”, comenta el gerente agrícola de Baika.
Hacia una producción más sostenible
Uno de los grandes objetivos de estas investigaciones es lograr plantas naturalmente resistentes a plagas y enfermedades, lo que reduciría significativamente el uso de agroquímicos. “Idealmente, lograr plantas de Hass que sean resistentes a plagas y enfermedades nos permitiría reducir de manera importante el uso de agroquímicos destinados a controlarlas, haciendo el cultivo más económico y más sostenible con el medioambiente”, explica Alday. Actualmente, se utilizan extractos naturales como neem y canela, que actúan como repelentes de insectos, o el tomillo, que tiene propiedades antifúngicas.
A pesar de estos avances, persisten desafíos importantes, especialmente en el manejo de los hongos de suelo como el Phytophthora, uno de los principales problemas presentes en los huertos de palta Hass en Colombia. El portainjerto más utilizado ha sido tradicionalmente una semilla de origen antillano (criollo), altamente sensible a este hongo, que prospera en suelos con alto contenido de humedad y mal drenaje, producto de la compactación de los terrenos tras años de uso ganadero.
Frente a esta amenaza, la industria ha comenzado a utilizar portainjertos clonales como el Duke-7, que ofrece una alta tolerancia a Phytophthora. Sin embargo, la capacidad de los viveros para abastecer la creciente demanda de este material aún es limitada. “Los viveros no han sido capaces de satisfacer la demanda creciente de este material y en la actualidad están recibiendo pedidos con plazos de entregas de hasta dos años”, advierte Alday.
En este proceso, los planteles madre juegan un papel crucial para garantizar la calidad genética de los nuevos huertos. “Son plantas que se usan para la propagación y que han sido cuidadosamente seleccionadas por su comportamiento productivo y sobresaliente en general —hábitos de crecimiento discretos, tolerantes a deficiencias nutricionales, etc.— y que además se encuentran aisladas en un bloque especial donde reciben un cuidado especial”, explica el especialista.
La aplicación de estas tecnologías y metodologías emergentes tiene un impacto directo en la competitividad del sector. La mejora genética no solo permite obtener frutos de mayor calidad y vida poscosecha, sino que abre la puerta a nuevos mercados internacionales, cada vez más exigentes en términos de estándares fitosanitarios y logísticos. “El avance en los aspectos mencionados constituye la base para lograr la madurez necesaria y un desarrollo importante de la industria de la palta en Colombia, permitiendo diversificar mercados (Asia: India, China, Países Árabes) y llegar a mercados lejanos con un producto de calidad, minimizando costos por pérdidas en malos arribos de la fruta”, afirma Alday.
No obstante, Alday advierte que el éxito de la industria no depende únicamente de los avances en genética y tecnología agrícola. “El país debe avanzar en infraestructura, carreteras, puertos, mayor y mejor capacidad de empaque, transporte que permitan maximizar aún más la vida útil de la fruta. Aunque tengamos frutos de óptima calidad, si no logramos acortar los tiempos de viaje, esperas en plantas para procesar, frío deficiente, no lograremos las ventajas correspondientes”.
La revolución del aguacate en Colombia no solo está ocurriendo en los laboratorios y los viveros. Requiere de un trabajo articulado entre innovación genética, manejo agronómico, inversión en infraestructura y visión de largo plazo. Empresas como Baika Fruits demuestran que el camino está trazado y que el país tiene el potencial para posicionarse como líder mundial en el competitivo mercado del aguacate.