Estados Unidos elimina el arancel y redefine el contexto para el aguacate de Perú

Estados Unidos elimina el arancel y redefine el contexto para el aguacate de Perú

La eliminación del arancel del 10% a las importaciones de aguacate en Estados Unidos mejora las condiciones de acceso para el aguacate peruano en uno de sus mercados más estratégicos. Si bien el impacto del gravamen fue parcialmente absorbido por la dinámica de precios por origen, la medida reduce costos, mejora la competitividad y abre un escenario más favorable para la campaña peruana que comienza en marzo.

La reciente decisión de Estados Unidos de excluir al aguacate del esquema de aranceles recíprocos vuelve a poner el foco sobre cómo las políticas comerciales influyen en la competitividad de los países exportadores. En el caso de Perú, uno de los principales proveedores del mercado estadounidense, la eliminación del arancel del 10% representa un cambio relevante, aunque su efecto debe analizarse considerando cómo se forma el precio del producto en destino.

Desde el sector privado, la lectura es positiva, aunque con matices. Para Alfredo Lira Chirif, director ejecutivo y fundador de AgroLeal, el levantamiento del arancel apunta directamente a una mayor equidad comercial. “Siempre es una buena noticia que este tipo de barreras arancelarias se eliminen para tener un comercio más justo, sobre todo para los productores”, afirma. En ese sentido, la medida elimina un costo que afectaba a la cadena exportadora y que, aunque no siempre se reflejó de forma directa en el precio final, sí tuvo consecuencias económicas.

Lira explica que, durante la vigencia del arancel, su impacto fue parcial debido a la estructura del mercado estadounidense. Existe una diferenciación clara de precios según origen: el aguacate de California se paga a valores más altos que el de México, y este, a su vez, por encima del producto proveniente de Colombia y Perú. “Esta diferencia en el precio pagado asumió parte del arancel mientras este estuvo vigente”, señala, subrayando que la propia dinámica de oferta y demanda absorbió parte del sobrecosto. “Al final, la oferta y la demanda hacen su trabajo”, agrega.

Este diagnóstico coincide con el marco institucional en el que se tomó la decisión. De acuerdo con información oficial difundida por la Casa Blanca, Estados Unidos resolvió excluir a una amplia lista de productos agrícolas del esquema de aranceles recíprocos, formalizando el cambio a través de modificaciones en el Harmonized Tariff Schedule of the United States (HTSUS). Entre los productos beneficiados se encuentra el aguacate, lo que reduce el costo de internación para los importadores y mejora las condiciones de acceso al mercado.

Desde Perú, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR) confirmó que más de 100 productos agrícolas peruanos fueron excluidos de este arancel, incluyendo explícitamente la palta. Según el ministerio, la medida refuerza la competitividad de la oferta peruana en Estados Unidos, un destino clave para el crecimiento del sector agroexportador.

Pese a que el arancel no alteró por completo la dinámica del mercado, sí generó un impacto negativo en los retornos. “Sin duda hubo un efecto negativo en el retorno al exportador”, reconoce Lira, aunque aclara que ese impacto fue moderado precisamente por la forma en que el mercado estadounidense valora el aguacate peruano frente a otros orígenes.

En cuanto al momento en que comenzarán a percibirse los beneficios del nuevo escenario, el efecto será inmediato. “Los efectos se verán desde el primer momento de la campaña de Perú”, afirma. Si bien actualmente ya se están realizando exportaciones con fruta proveniente de la sierra peruana —destinadas principalmente a Europa—, el punto clave llegará con el inicio de la campaña regular en marzo, cuando comiencen los envíos desde Olmos y el mercado estadounidense empiece a reflejar con mayor claridad la eliminación del arancel.

En conjunto, el fin del arancel del 10% no modifica las reglas estructurales del mercado estadounidense, pero sí mejora el punto de partida para el aguacate peruano. Menores barreras, mayor previsibilidad comercial y un potencial alivio en los retornos configuran un escenario más favorable para una industria que continúa consolidando su presencia en uno de los mercados más competitivos y estratégicos a nivel global.