¿Puede Argentina reemplazar a Europa como destino de la fruta chilena?
El avance del mercado argentino ha despertado el interés de los exportadores chilenos, pero las diferencias estructurales con Europa todavía marcan el ritmo de su desarrollo como destino para la fruta.
En la actual temporada, Chile ha despachado cerca de 3.000 contenedores de fruta hacia Europa, volumen que se acerca rápidamente al total registrado en 2024, cuando se exportaron 3.136. Pese a la solidez del mercado europeo, el dato más llamativo proviene del Cono Sur: Argentina ya superó ampliamente los 815 contenedores recibidos en todo el año pasado, alcanzando alrededor de un tercio del volumen que Chile ha enviado a Europa durante 2025.
De acuerdo con el equipo de datos de Avobook, las curvas de envío hacia ambos destinos han seguido un patrón similar, con concentraciones de carga al inicio del segundo semestre. Sin embargo, este año se observa un cambio relevante: Europa redujo su ritmo de recepción, mientras Argentina mantuvo volúmenes altos y estables en los primeros meses. Este comportamiento refleja que el país vecino ha ganado peso como alternativa de colocación, en un contexto donde los precios internacionales presionan los márgenes y los productores buscan nuevos equilibrios de destino.
Un consumo que resiste la recesión
En ese escenario, el mercado argentino ha mostrado una capacidad de absorción que sorprende incluso a los propios importadores. Miguel Bauzá, gerente de la empresa Don Jaime, con sede en Mendoza, lo resume así:
“El consumo de aguacate en Argentina sigue creciendo. No ha tocado techo, aunque el precio sí lo hizo este año.”
El ejecutivo explica que, pese a la recesión económica que afecta al país, la demanda no se ha retraído, sino que se ha ajustado a nuevos niveles de precios. “Chile tenía la expectativa de enviar un 15 % más de fruta, sin considerar el 20 a 25 % de recesión en Argentina. Eso generó un escenario de sobreoferta y caída de precios”, comenta.
Los registros respaldan su afirmación: en lo que va de la temporada ha ingresado un 90 % más de aguacate chileno que el año pasado, aunque con un precio promedio a la mitad del observado en 2024. “Era lo que iba a pasar —explica Bauzá—. Esta es una bisagra para la Argentina. Después de septiembre el precio se frenó, pero la venta continuó. Siempre sacrificando el precio, el consumo ha ido en aumento.”
El tipo de fruta que demanda Argentina también marca una diferencia con el mercado europeo. Según Bauzá, el país se ha consolidado como destino natural para los calibres más pequeños, que muchas veces no encuentran cabida en Europa.
“Los calibres que más se mueven aquí son 84 y 70, aunque también se venden el 96, por precio, y el 60, que queda demasiado caro para el consumidor argentino”, detalla.
A esto se suma una forma de consumo y presentación diferente. En Argentina, el aguacate se vende principalmente en formato suelto, sin malla y con preferencia por fruta verde. “Los supermercados piden el aguacate sin madurar, algo muy distinto a Chile, donde se ofrece fruta lista para el consumo inmediato”, explica el empresario. Estas diferencias en formato y manejo poscosecha demuestran que el mercado argentino aún está en una etapa de consolidación, con hábitos que evolucionan a medida que aumenta la demanda.
Un año de ajustes y nuevos actores
El fuerte aumento de volúmenes hacia Argentina también tiene que ver con la entrada de nuevos importadores que aprovecharon la apertura del comercio exterior. “Argentina estuvo muchos años muy regulada en materia de importaciones. Cuando se liberó, algunos importadores comenzaron a traer productos que no solían trabajar. Eso generó un impacto negativo: el que no tenía estructura desapareció del mercado”, explica Bauzá.
En ese contexto, 2025 se perfila como un año bisagra. La mayor disponibilidad de fruta chilena coincidió con un consumo en alza, pero también con un mercado que aún está aprendiendo a manejar precios, logística y rotación de producto. “Los años bisagra son los que dejan a los jugadores que tienen redes y experiencia. Los que se aventuran sin preparación van quedando atrás”, añade el gerente de Don Jaime.
Pese a los ajustes, la tendencia de fondo sigue siendo positiva: el consumo argentino de aguacate ha crecido más de mil por ciento en los últimos ocho años, impulsado por una incorporación sostenida del producto en la dieta local. Y aunque las nuevas plantaciones nacionales en provincias como Jujuy, Salta y Tucumán muestran avances en calidad, todavía no alcanzan un volumen que permita abastecer el mercado interno.
Para Chile, este dinamismo representa una oportunidad, aunque todavía no un reemplazo. Argentina ofrece una salida atractiva para calibres específicos y permite diversificar el destino de exportación, pero no tiene la escala, estabilidad ni poder adquisitivo del mercado europeo. Europa continúa siendo el principal motor comercial para la fruta chilena, tanto por volumen como por precio.
Aun así, la consolidación de Argentina como segundo destino relevante en Sudamérica abre una puerta estratégica para los exportadores chilenos. Un mercado cercano, con alta receptividad y un consumo que crece incluso en tiempos de recesión.
En palabras de Bauzá, “el aguacate se instaló en la dieta argentina y no ha tocado techo”. Y aunque reemplazar a Europa parece improbable en el corto plazo, Argentina ya dejó de ser un mercado secundario: hoy es una alternativa real que, con el tiempo, podría convertirse en un pilar fundamental dentro del mapa de exportaciones chilenas.