Marruecos ajusta sus expectativas: la ola de calor recorta producción, pero nuevos cultivos amortiguan el impacto

Marruecos ajusta sus expectativas: la ola de calor recorta producción, pero nuevos cultivos amortiguan el impacto

La campaña 2025/26 del aguacate marroquí parte con menor producción debido a las extremas condiciones climáticas registradas entre marzo y julio. Aun así, el ingreso de nuevas plantaciones y la estrategia comercial del sector permitirán mantener la presencia del país en los principales mercados internacionales.

La campaña de aguacate Hass de Marruecos, que inicia a mediados de noviembre, llega marcada por una combinación de desafíos climáticos y expansión productiva. Tras una temporada de temperaturas extremas, lluvias irregulares y heladas, el sector ajusta sus expectativas de producción, aunque encuentra cierto equilibrio gracias a la entrada en producción de nuevos cultivos.

Abdellah El Yamlahi, presidente de la Asociación Marroquí del Aguacate (MAVA), explica que el impacto climático fue especialmente severo en las zonas productoras del norte. “Entre marzo y julio de 2025 se registraron temperaturas extremas —hasta 40 °C en Kenitra y casi 49 °C en Moulay Bousselham— junto con episodios de heladas y lluvias pesadas durante la floración. Eso derivó en caída prematura de fruto en muchos huertos”, detalla. Como consecuencia, las proyecciones iniciales se revisaron a la baja: “La estimación para la campaña 2025/26 ronda las 80.000 toneladas, frente a cifras anteriores de hasta 140.000 o 160.000 toneladas”.

Esta reducción confirma el impacto directo del clima sobre la oferta futura y genera incertidumbre sobre los volúmenes disponibles para cosecha y exportación. “La ola de calor y las alteraciones climáticas tienen un efecto claramente negativo en la oferta, y eso influye en los precios y en la planificación de los envíos”, agrega El Yamlahi.

Desde el ámbito empresarial, Yassin Chaib, gerente de la exportadora Mavoca, confirma el alcance de las pérdidas. “Calculamos que se ha caído entre un 20 y un 30 % de la fruta durante la ola de calor que tuvimos en junio”, indica. Sin embargo, coincide en que el ingreso de nuevas plantaciones en producción ayudará a equilibrar el resultado final. “Pienso que estaremos casi igual al año pasado, teniendo en cuenta las nuevas fincas y las nuevas producciones”, afirma.

A pesar de los daños climáticos, el crecimiento de la superficie cultivada amortigua la caída de la cosecha. En los últimos cinco años, el área de aguacate en Marruecos se ha duplicado, pasando de unas 6.000 hectáreas en 2020 a cerca de 12.000 en 2025. “Grandes superficies ya están entrando en producción y eso permitirá mantenernos cerca de los niveles del año anterior”, destaca El Yamlahi. Aunque no existen cifras oficiales sobre el aporte exacto de las nuevas plantaciones, se estima que podrían añadir entre 5.000 y 10.000 toneladas adicionales.

El sector marroquí continúa concentrando la mayor parte de su producción en la variedad Hass, que representa alrededor del 90 % del total. No obstante, se estudian opciones varietales —como Lamb Hass o Maluma— para extender la temporada y adaptarse a diferentes demandas del mercado europeo.

Efectos sobre el mercado europeo

Aproximadamente el 90 % del aguacate marroquí se destina a exportación. Con una producción prevista en torno a las 80.000 toneladas, el volumen exportable será inferior al de la campaña pasada. “Esto puede significar menos fruta marroquí disponible al inicio de la campaña, lo que podría impulsar los precios, pero también generar el riesgo de perder participación frente a competidores como Perú, Colombia o Israel”, advierte El Yamlahi.

Yassin Chaib complementa: “Nos estamos cruzando con la última fruta de Perú y con Chile, y los mercados están supersaturados con tanta fruta de tantos orígenes”. En este contexto, el comportamiento del mercado europeo será determinante. “Al final, el que manda es el cliente definitivo: Europa fija los precios, no el productor ni el exportador marroquí”, sostiene.

Frente a un escenario de oferta ajustada y competencia intensa, los exportadores marroquíes han adoptado estrategias más selectivas. El Yamlahi señala que el calendario de cosecha y entrega es uno de los ejes principales: “El arranque de campaña en Marruecos, a mediados de noviembre, es clave para capturar precios altos antes de que otros orígenes entren con fuerza. Los exportadores deben decidir cuidadosamente cuándo cosechar y cuándo salir al mercado”.

La gestión de calibres también se ha vuelto esencial. Aunque el volumen total pueda mantenerse, el mercado muestra preferencia por calibres pequeños, mientras los tamaños grandes tienden a sobreoferta. “La calidad y la presentación son críticas para mantener la reputación del origen marroquí”, apunta El Yamlahi.

El enfoque estratégico incluye además la diversificación de mercados. Si bien Europa sigue siendo el principal destino —con España, Francia y Países Bajos como receptores tradicionales—, Marruecos busca ampliar horizontes hacia Turquía, los países escandinavos, Ucrania, Polonia y Canadá, además de mercados árabes como Jordania y Arabia Saudita. “El objetivo es reducir la dependencia de la Unión Europea y fortalecer nuestra presencia en nuevos destinos”, señala el dirigente de MAVA.

Más allá de la coyuntura de esta campaña, el sector marroquí enfrenta desafíos estructurales que podrían definir su futuro. Uno de ellos es la presión sobre los recursos hídricos. El cultivo de aguacate requiere grandes volúmenes de agua, y en regiones donde las temperaturas se elevan cada año, la gestión del recurso se vuelve crítica. “Es un tema central para la sostenibilidad de la producción”, reconoce El Yamlahi, quien advierte que los costos y las regulaciones ambientales podrían endurecerse si no se avanza en soluciones técnicas y políticas de manejo responsable.

Otro reto es mantener el equilibrio entre cantidad y calidad. Campañas anteriores demostraron que los picos de volumen pueden derivar en caídas de precios o en problemas de calibre, afectando la imagen del origen. “El éxito no pasa solo por exportar más, sino por garantizar fruta de buen tamaño, sin defectos estéticos y con consistencia de calidad”, subraya.

Una ventana estratégica

La cercanía geográfica a Europa sigue siendo uno de los mayores activos del aguacate marroquí. Los tiempos de tránsito cortos permiten llegar al mercado con fruta fresca y reducir costes logísticos frente a los competidores latinoamericanos. “Esa ventaja debe seguir explotándose; es parte de la identidad exportadora del país”, enfatiza El Yamlahi.

Sin embargo, esa misma proximidad obliga a mantener una ventana de lanzamiento precisa. El inicio de la campaña, en torno a la segunda quincena de noviembre, es el momento más crítico: hay menos competencia y mejores precios, pero también mayor riesgo si los volúmenes no acompañan o si los mercados europeos están saturados.

De cara a la campaña 2025/26, el aguacate marroquí se mueve entre la prudencia y el optimismo. La combinación de adversidades climáticas, competencia global y presión sobre recursos naturales define un contexto desafiante. Pero el crecimiento de la superficie plantada, la diversificación de destinos y la profesionalización de las estrategias comerciales permiten al sector mantener estabilidad y proyectarse hacia adelante.

“El año será difícil, pero no catastrófico”, resume Yassin Chaib. “Seguiremos luchando con la misma batalla de todos los años: ajustar nuestros precios, mantener calidad y responder a lo que pide el mercado”.

En un entorno donde la naturaleza impone límites y la competencia se intensifica, Marruecos busca consolidar su papel como un actor sólido y previsible en la oferta mundial de aguacate. La campaña 2025/26 será una nueva prueba de resiliencia para un país que aprendió a combinar expansión, estrategia y adaptación como pilares de su crecimiento agrícola.