Chile: un mercado que comienza a autoabastecerse y ajusta sus precios
Con una producción sólida y un consumo interno que crece año tras año, Chile vive una nueva etapa en su industria del aguacate. La mitad de la fruta se queda en el país y el mercado local logra sostenerse sin necesidad de importaciones en su temporada de cosecha. Según Francisco Contardo Sfeir, presidente ejecutivo del Comité de Paltas de Chile, el desafío ahora es mantener la estabilidad y fortalecer el equilibrio entre consumo doméstico y exportación.
Durante los últimos años, Chile ha consolidado una tendencia inédita en su industria del aguacate: un mercado interno cada vez más fuerte, capaz de sostener gran parte del consumo nacional sin depender de importaciones en su temporada de cosecha. Este fenómeno, que combina una producción sólida con un consumo transversal y sostenido, marca un nuevo capítulo para un rubro que históricamente se enfocaba en la exportación.
Según explica Francisco Contardo Sfeir, presidente ejecutivo del Comité de Paltas de Chile, “alrededor de la mitad de lo producido se destina al mercado interno. De hecho, el aguacate es una de las pocas frutas chilenas cuya producción se consume en un alto porcentaje dentro del país”. El año pasado, cerca del 43 % de la producción total permaneció en el mercado nacional, una cifra inusual en el sector frutícola de exportación que refleja el arraigo del producto en la dieta local.
La preferencia del consumidor nacional por el aguacate ha convertido al país en uno de los mayores consumidores del mundo. En 2024, alcanzó 8,6 kilos por persona al año, posicionando a Chile como el segundo país con mayor consumo per cápita de aguacate Hass, solo detrás de México. “Este hábito de consumo estable y transversal es una de las características más notables de nuestro mercado”, subraya Contardo, destacando que el crecimiento responde no solo al gusto del público, sino también a una oferta nacional constante y de buena calidad.
Autoabastecimiento y estabilidad de precios
El comportamiento del mercado interno también se refleja en la capacidad de autoabastecimiento. En condiciones normales, Chile logra cubrir su propia demanda desde agosto hasta marzo o abril, aunque en la última temporada —gracias a una producción excepcional— se extendió incluso hasta junio, algo poco habitual. “Para esta temporada esperamos un comportamiento similar, con una oferta interna fuerte y sostenida, sin necesidad significativa de fruta importada durante ese periodo”, detalla el dirigente. Sin embargo, advierte que “no podemos anticipar la duración exacta del abastecimiento de aguacate chileno para nuestro mercado interno”, debido a variables climáticas y comerciales que pueden modificar la disponibilidad.
En este contexto, la salida del aguacate peruano del mercado genera cada año ajustes naturales en la oferta y, por ende, en los precios. Contardo aclara que “el precio siempre se regula en función de la oferta y la demanda. Hoy es época de aguacate chileno, que es lo que se está comercializando en el país. Si los precios llegaron a variar durante la transición entre la salida del producto peruano, es algo que se tuvo que evaluar en su minuto, aunque suele suceder cada año”.
Esa continuidad de oferta —impulsada por la producción nacional— ha permitido que el consumidor chileno mantenga disponibilidad constante de aguacate durante gran parte del año, evitando oscilaciones bruscas en precios y garantizando una presencia estable en ferias, supermercados y puntos de venta.
El fortalecimiento del mercado interno no significa, sin embargo, una pérdida de competitividad internacional. Chile continúa exportando un volumen considerable, principalmente a Europa y América Latina, manteniendo estándares de calidad que lo posicionan como un referente en producción sustentable. El propio Comité de Paltas destaca que más del 95 % de los huertos asociados implementa prácticas de eficiencia hídrica y gestión ambiental, lo que refuerza la proyección del país tanto en consumo interno como en los mercados externos.
La evolución actual demuestra que Chile está transitando hacia un equilibrio entre exportación y consumo doméstico, un cambio estructural que redefine las dinámicas de su industria frutícola. “El aguacate es parte de la identidad alimentaria chilena y, al mismo tiempo, un producto estratégico para nuestra economía. El desafío está en mantener esa dualidad de manera sostenible”, concluye Francisco Contardo Sfeir.