Ampliando la frontera agrícola del aguacate en diferentes zonas productivas de Chile
San José Farms SpA inició sus operaciones en 1989 en la Región de La Araucanía, siendo pionera en el cultivo de arándanos en Chile. Con el paso del tiempo, la compañía ha diversificado su producción y hoy cuenta con más de 4.000 hectáreas plantadas a lo largo del país. El aguacate representa el principal cultivo, con 2.000 hectáreas entre plantaciones adultas y en desarrollo, seguido por 450 hectáreas de cítricos (mandarinas, limones y naranjas), 340 de arándanos, 226 de nogales y el resto distribuidas entre avellanos, almendros, viñedos y cerezos.
Bajo su marca BAIKA, la empresa mantiene campos de aguacate en las regiones IV, V y VI; cultivos de mandarina en las regiones IV y V; limones en las regiones V y VI; y frutales caducos en el sur del país: nogales en la Región del Maule (VII) y cerezos, arándanos y avellanos en la Región de La Araucanía (IX).
La variedad Hass, la más cultivada a nivel mundial, fue desarrollada en California por Rudolf Hass, quien plantó el primer árbol en 1926 y patentó la variedad en 1935. En Chile, los primeros árboles de aguacate Hass se introdujeron en 1949, estableciéndose en las faldas de la Cordillera de los Andes. Desde entonces, el cultivo se ha extendido por diversas regiones del país, consolidándose como la principal variedad comercial.
Tradicionalmente, la producción de aguacate se concentró en la Región de Valparaíso, particularmente en los valles de Quillota-La Cruz y La Ligua-Cabildo. También se expandió a la Región Metropolitana y a la Región de Coquimbo. Estas zonas ofrecían condiciones óptimas de clima y suelos, mayoritariamente de origen granítico o basáltico, que con un manejo adecuado favorecen el desarrollo del cultivo.
No obstante, la escasez hídrica y la búsqueda de nuevas tierras han impulsado la expansión del aguacate hacia el centro-sur del país, desde la Región de O’Higgins (VI) hasta la Región del Biobío (VIII). Esta nueva frontera agrícola presenta oportunidades, pero también desafíos: suelos con limitaciones en la oxigenación y drenaje, y un clima más frío y lluvioso durante parte del año.
BAIKA, con experiencia en zonas tradicionales como Cabildo (V Región) e Illapel (IV Región), ha apostado por nuevos proyectos en la comuna de Santo Domingo (V Región) —“Valle Leyda”— y en la comuna de Litueche (VI Región), con los proyectos “Alicura” y “Huertos de Ucuquer” (HdU). Actualmente, el 85% de su superficie de aguacate se encuentra en zonas no tradicionales, y la empresa proyecta continuar creciendo en estos nuevos territorios.
Estas zonas presentan condiciones edafoclimáticas desafiantes. En Litueche, la pluviometría anual puede alcanzar los 600 mm, y en Santo Domingo llegar a 400 mm en años lluviosos. Esta mayor presencia de agua obliga a prestar especial atención al diseño de drenajes. Sin embargo, también existen ventajas: Alicura y HdU están ubicados a solo 20 kilómetros del mar, lo que les otorga una ubicación estratégica con menor riesgo de heladas y temperaturas extremas, además de mantener una humedad relativa superior al 50%, condiciones similares a las del sur costero del país. En el caso de Valle Leyda, a pesar del alto nivel de salinidad del río Maipo, el uso de una planta de ósmosis inversa permite gestionar eficientemente el recurso hídrico y producir fruta de cosecha tardía, ideal para el mercado local.
El aguacate evolucionó en suelos andisoles —derivados de cenizas volcánicas— que presentan una alta macroporosidad (cerca del 46%), buen drenaje, abundante materia orgánica y un pH ácido entre 5.0 y 6.0. Al salir de este entorno natural, es común encontrar desviaciones respecto a las condiciones ideales del cultivo, en un contexto donde la disponibilidad de tierras y aguas agrícolas de calidad es cada vez más limitada.
Al momento de evaluar un proyecto agrícola, suele considerarse la disponibilidad de agua, tierra y clima. Sin embargo, no siempre se presta suficiente atención a las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, que son determinantes para el rendimiento del cultivo. Es indispensable identificar las diferencias respecto al entorno original del aguacate, cuantificarlas y planificar en consecuencia. Muchas veces, la ejecución apresurada sin una evaluación previa del terreno conduce a problemas que emergen a partir del quinto año de plantación.
Un mismo productor puede obtener rendimientos radicalmente distintos en dos campos, únicamente por diferencias en la aireación del suelo. Un terreno con más del 25% de contenido de aire puede triplicar la producción de uno con menos del 10%. Ante este panorama, BAIKA ha incrementado el uso del patrón clonal Dusa, reconocido por su mayor tolerancia a suelos pesados y condiciones de asfixia radicular.
La estrategia de BAIKA se centra en la eficiencia y la sostenibilidad. “No invertimos más de lo necesario en lo que sabemos que no marcará la diferencia”, señalan desde la empresa. Su objetivo es aumentar la productividad a través de una agricultura más consciente, que ponga en el centro la salud del suelo y permita producir “más con menos”. Su lema lo resume claramente: “Back to basics”, o en español, “volver a las bases”.