“No hemos hecho la tarea para que el aguacate peruano crezca en Estados Unidos”

“No hemos hecho la tarea para que el aguacate peruano crezca en Estados Unidos”

El connotado ingeniero agrónomo Alfredo Lira cree que en los campos se está haciendo el trabajo y los desafíos están en posicionar el aguacate peruano de tal manera que no se castigue su precio

Alfredo Lira Chiris es ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional Agraria La Molina de Perú. Aprovechando una alianza que tuvo la Sociedad Nacional de Agricultura, obtuvo un postítulo en la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, en un programa que luego se convertiría en el MBA de Agroindustrias. Es nacido y criado en el campo, con su padre y los tres hermanos mayores compartiendo la misma profesión. Hoy es palabra respetada internacionalmente sobre el aguacate peruano y del resto de la industria.

“Hemos vivido siempre del tema agrícola. He trabajado en agroindustrias, en Agrícola Cerro Prieto e hice un paso corto por Camposol, donde armamos un plan de negocio de cuatro meses para diseñar una hoja de ruta para algunas unidades de negocio que tiene esta empresa, que es muy grande. He estado ligado con el agro desde siempre, con los frutales y especialmente con los aguacates o paltas”, relata.

Actualmente no ocupa cargo en empresas y aporta su experiencia como consultor, tras varios años gerenciando equipos. Dice que eso le permite mirar las cosas con libertad, convirtiéndolo en un personero de opinión respetada en el mundo del aguacate.

Tal como lo adelantara a Avobook la semana pasada, la producción de aguacate en su país ha vivido un año muy retador, por las condiciones meteorológicas, que han obligado a los productores a enfrentar casi a todo.

“Un tiempo antes de salir de Cerro Prieto, yo hablaba con el directorio y le decía que lo único que faltaba era que viniera un fenómeno de ‘El Niño’. Y, ¡pum!, vino El Niño. El año pasado vino “El Yaku”, que también nos impactó en los volúmenes de fruta. Entonces, como que se dio la tormenta perfecta”, explica.

Aún así, su país ha logrado un crecimiento progresivo en el mercado mundial, concentrando su producción principalmente en Europa, aunque con esfuerzos claros en equilibrar los números entre el viejo continente y Estados Unidos, donde -cree- hay mucho trabajo por hacer.

– ¿Cuál es la diferencia que hay entre la producción de la sierra peruana con la de la costa?
“La morfología es relativamente similar. En algún lado es más rugosa, en otro, menos rugosa. Lo importante, en la misma costa, es que, mientras más al norte estás, más temprano sale. Y mientras más al norte estás de la costa central, digamos Piura, donde hay pocos campos, sale en febrero o marzo, pero con fruta bastante chica. Tiende a chocar en el mercado con la fruta última, de más altitud, de nuestros hermanos de Colombia. Y, luego, conforme va bajando hacia el sur, la fruta va siendo más tardía hasta llegar a la costa central, donde debería poder sacarse entre julio y agosto, que es justo antes de que los hermanos chilenos saquen su producción. De hecho, mucha de ella que se la comen los mismos chilenos al principio”.

– Y lo que se produce de la sierra peruana, ¿cómo complementa lo de la costa?
“En la sierra peruana hay una fruta más tempranera. Dependiendo de la zona, puede salir a finales de diciembre, enero y febrero, lo cual ocupa ventanas de la campaña. Tiene áreas grandes, pero todavía no volúmenes. No llegan a golpear mucho los precios. Entonces, tú ves una subida de precios importante entre la campaña de Chile, de agosto, septiembre, que se mantiene arriba hasta marzo; y, luego, cuando entra Perú, en Europa los precios decaen por la cantidad de fruta que viene desde la costa, la parte central y un poquito del norte de Perú”.

– Es fruta que tiene como principal destino a Europa. Pero ¿hay opciones de crecer en Estados Unidos?
“Lo importante es cómo llega esa fruta al mercado. La maduración que tiene durante el viaje. Estados Unidos es muy importante, por la proximidad. Pero Colombia tiene tiempos de tránsito de cinco días. Por ejemplo, desde Cartagena a la costa este de Estados Unidos puede salir una fruta más madura, cosa que en el Perú no podemos hacer y eso genera una diferenciación”.

– ¿Eso impacta mucho los precios de la fruta peruana?
“El año pasado había menos fruta mexicana por diferentes eventos climáticos. Pero pagaban 70 dólares a la caja de la fruta mexicana y 35 dólares, la peruana. Pese a que no había fruta. Es cierto que no es ‘una mantequilla’ como la mexicana, que madura en el árbol. Pero eso genera una diferencia a la baja de precios que para una empresa en la que trabajé representaba cerca de 20 millones de dólares de facturación. Entonces, el mercado americano hay que trabajarlo en maduración de fruta desde Perú. Es decir, hay todavía mucho por hacer. Más aún con lo que sucedió el año pasado, que fue espectacular: por primera vez en la historia, Perú le empató en fruta ingresada semanalmente a México, por 3 ó 4 semanas. O sea, entran los mismos contenedores a Estados Unidos desde Perú y de México. Es algo que era impensado”.

Alfredo Lira, ingeniero agrónomo, experto en el mercado internacional del aguacate.
Alfredo Lira, ingeniero agrónomo, experto en el mercado internacional del aguacate.

– ¿Qué le falta a Perú para poder mejorar su performance en Norteamérica?
“El tema de las irrigaciones nuevas va a permitir, ojalá rápido, introducir unas 50 mil hectáreas nuevas a la zona que está mil kilómetros al sur de Lima. Si usamos la lógica de Piura, primero, y hacia el sur, después, incluido Chile que comienza en agosto, en septiembre y eventualmente una Flor Loca en febrero, se puede aprovechar un periodo en que está el Super Bowl. Pero aquí hay un tema importante: no hemos hecho la tarea”.

– ¿Dónde no se ha hecho la tarea? ¿En producción o comercialización?
“La diferenciación de precios de la que hablaba, yo la atribuyo en parte a temas comerciales, no necesariamente al atributo de la fruta. Nosotros le damos el motivo al mercado para que suceda eso. Podríamos haber enfrentado mejor el problema si hubiéramos empezado a madurar fruta y a dar un servicio a los supermercados para llegar en mejores condiciones y evitar que se haga una diferencia con la mexicana. El año pasado, esa diferenciación de 70 a 35 existió, pero no en el supermercado. Tú ibas y comprabas la palta al mismo precio. No había palta peruana a la mitad del precio de la mexicana. Esa diferencia se quedaba en el camino, en algún lado. El esfuerzo está hecho en el campo, por los productores. Tiene que haber una forma de llegar al mercado de buena forma”.

– ¿Cómo se distribuye el porcentaje de envíos peruanos a los mercados mundiales?
“La presencia de este aguacate en los principales mercados yo te diría que ya debe estar 50% en Europa. Antes era entre el 60% y 55%. Entre 30% y 35% se va a Estados Unidos. En Asia, China es importante y se ha ido sumando Japón y Singapur, totalizando un 10% a ese continente. Y siempre nuestros hermanos chilenos nos salvan con un 5%, donde es alucinante el consumo del aguacate”.

– ¿Por qué lo describes así?
“Un dato: Perú le pone 600 contenedores a Europa y el año pasado los precios se comenzaron a deprimir a la semana. Chile nos consumió 110 contenedores por semana, con precios obviamente un poco bajos, pero los consumió. Considerando que en Chile hay unos 20 millones de personas y en Europa hay 500, entonces la relación volumen versus población es impresionante. Por eso Chile se ha convertido en un mercado importante para desatorar problemas cuando los hay en los volúmenes peruanos”.

– ¿Hay oportunidades de colocación de la fruta en otros países de Latinoamérica?
“Creo que ahora Argentina, Uruguay y Paraguay van a ser un mercado importante. A Brasil nunca hay que dejarlo de lado. Ahí no estamos haciendo nuestro trabajo a la velocidad que deberíamos para poder incentivar el consumo”.

– En Perú hay muchos árboles jóvenes ¿cómo se proyectan las producciones para los años que vienen a propósito de esas circunstancias?
“También hay árboles viejos. Aquí, empresas como Camposol tienen campos de 25 años y hay campos que superan los 15 ó 18 años. Acá, técnicamente hablando, comparado con Chile, se empieza a producir al segundo año y no al tercero. Por ejemplo, del kilómetro 500 hacia el norte, hasta Olmos, al segundo año tú puedes sacar 7 mil u 8 mil kilos por hectárea, que puede ser el promedio de Chile. Campos que después van a dar 15 mil en el segundo año de producción y 25 mil en el tercer año. Esto en sustrato arena, con climas que no tienen mínimas menores de 15 grados. Eso hace que el árbol tenga mucha actividad. Entonces, nuestro periodo se acorta y la rotación de campos debería ser más rápida”.

– ¿Cómo ves la entrada de actores nuevos, que van entrando a los mismos mercados?
“Todos los mercados se regulan. Hay países nuevos que han entrado, regiones nuevas también. Al final de la historia van a quedar los más eficientes. Si hay mucho aguacate, sigue creciendo el consumo. Incluso China está empezando a producir aguacate”.

– ¿Y eso no es una amenaza?
“No, porque una vez que China produzca aguacate, va a consumir más y van a jalar de nuestro lado para la contraestación. El día que se les ocurra comer un aguacate por cada uno de sus habitantes, se acabó el aguacate. Esto pasó con el espárrago blanco. En el Perú, había unas empresas españolas que producían espárrago blanco y nos dijeron: ‘China está empezando a producir’ Nosotros temblamos. Al final, comenzó la ola del consumo en ese país y en algún momento ya no podían abastecerse. Entonces nunca decayó el negocio de la manera que se esperaba”.